La ONU ha dado a conocer la Guía de la Educación Sexual de los Jóvenes, preparada por la UNESCO, con la ayuda de UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Panamericana de la Salud (PAHO) y el Fondo para la Población de las Naciones Unidas (FNUAP-UNFPA).

La Guía de 98 páginas, es un panfleto para la corrupción de menores y se encuadra entre los esfuerzos para que se concluyan los Objetivos del Milenio para el Desarrollo, determinados por la ONU en el año 2000, con el pretexto de combatir la plaga del HIV-SIDA.

El libelo, también llamado Directrices Internacionales para la Educación Sexual, designa a los críos en cuatro equipos: de 5 a 8 años, de 9 a 12 primaveras, de 12 a 15 años y de 15 a 18 abriles.

Todo el contenido quebranta el orden natural despuntando, por su perversidad, la práctica del vicio de la masturbación a partir de los 5 años y, a partir de la misma edad, la mentalización en "los roles de género y en los estereotipos de género", es decir la defensa de la homosexualidad.

Asimismo a partir de los 9 lapsos de tiempo, los chiquillos deberán ser adiestrados sobre los "efectos positivos y negativos de los afrodisíacos", y se obligarán a combatir contra "la homofobia, transfobia y la violencia de género", es decir, más fanatismo en favor de la homosexualidad.

A los 12 abriles, ahondarán en las "razones para abortar", bajo el eufemismo de violencia de género, para llegar a los 15 años trocados en agitadores "del derecho al aborto y del derecho al aborto seguro".

El libelo reúne los trabajos preparados en Menlo Park (USA). Intervinieron, en la elaboración de este panfleto,  representantes del SIECUS (Sexuality Information and Education Council of the United States); Population Council; The Swedish Association for Sexuality Education; World Population Fund (WPF) y The William and Flora Hewlett Foundation.

Se debe tener en cuenta que, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se refrenda que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos. Son los progenitores, y no los Gobiernos, los titulares del derecho a la formación de los hijos.

Clemente Ferrer 

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