• Los extremistas golpearon a los 25 seminaristas y destruyeron el mobiliario del edificio.
  • El mes pasado, más de 200.000 seguidores del grupo yihadista Hefajat-e-Islam protagonizaron una violenta protesta en la capital para pedir la "pena de muerte para los ateos" que dejó 29 muertos y más de un centenar de heridos.
  • Desde hace varios meses, grupos yihadistas presionan al gobierno para que apruebe una ley sobre la blasfemia que ya ha provocado la muerte de varias personas y supondría grandes injusticias contra las minorías religiosas del país.
Nuevo capítulo en la persecución a los cristianos, esta vez en Bangladesh, cuando una turba de radicales musulmanes atacó recientemente el seminario Jisu Dhyana Niloy de la Diócesis de Dinajpus, al norte del país. Los extremistas golpearon a los 25 seminaristas  y destruyeron el mobiliario del edificio.

El obispo de Dinajpur, Mons. Sebastián Tudu, presentó una denuncia a la policía y señaló a la agencia Fides que desconoce el motivo por el que el seminario y sus estudiantes fueron atacados.

Explicó que "pocas horas antes del ataque se verificó un conflicto entre familias musulmanas y tribales en un pueblo cercano. Después de la disputa, los musulmanes sin razones aparentes, se dirigieron al seminario y lo atacaron".

El Prelado lanzó un llamamiento con la esperanza de que "toda controversia se resuelva con el diálogo y se mantenga la paz en nuestro territorio", y explicó que la diócesis está muy comprometida en la pastoral de promoción humana, instrucción y desarrollo de las comunidades tribales con total respeto al credo de cada uno.

En Bangladesh no es la primera vez que los yihadistas protagonizan actos violentos. El mes pasado, más de 200 mil simpatizantes del grupo radical islámico Hefajat-e-Islam protagonizaron una violenta protesta en la capital, Daca, para pedir la "pena de muerte para los ateos". Los enfrentamientos dejaron 29 muertos y más de un centenar de heridos.

El Arzobispo de Daca, Mons. Patrick D'Rozario, lanzó un llamado a propósito de los desencuentros registrados en la capital con la esperanza de que todos los componente políticos y religiosos hagan "un esfuerzo de voluntad y paz y sean reconocidos los derechos de cada creyente, sea cual sea la comunidad religiosa de la que procedan".

Pero es que desde hace varios meses los grupos islámicos del país presionan al gobierno para que apruebe la propuesta de ley sobre la blasfemia, que ya ha provocado la muerte de varias personas y supondría grandes injusticias contra las minorías religiosas del país.

La propuesta de ley incluye la pena de muerte por blasfemia hacia la religión islámica; que las mujeres tengan prohibido trabajar junto a los hombres; y se prohíbe cualquier tipo de actividad cultural que difame el Islam; además, también haría obligatoria la religión islámica.

Por otro lado, el obispo de Chittagong, Mons. Moisés M. Costa, señaló que la Iglesia es apreciada por el gobierno y muchos ciudadanos en el país gracias a sus obras sociales y educativas.

"En general, en la sociedad civil la gente tienen espíritu de armonía y de paz. Nosotros como minoría ocasionalmente vivimos dificultades: nos acusan de hacer proselitismo. Pero somos tan pocos, menos del uno por ciento de la sociedad, que es difícil sostener estas acusaciones. A pesar de todo, vivimos la fe con alegría. La Iglesia es apreciada por el gobierno y por la gente, por nuestras obras y nuestra credibilidad. Muchos creen en nosotros y nos agradecen nuestra labor social y educativa", refirió el prelado según informó L'Osservatore Romano el 11 de junio.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com