Asesinar a un cristiano no tiene riesgos. A un musulmán sí, en cualquiera de las familias al uso: suníes, chíes, salafistas.

Todas ellas se protegen. Con los judíos pasa algo parecido. Un pueblo habitado a la supervivencia, lucha por los suyos y por lo suyo. Lo mismo ocurre con los chinos, siempre en guerra contra el resto del mundo pero muy conscientes del poder que les otorga su número.

Y qué decir del panteísmo hindú, asentado en la India. Un mundo de pacifismo y nirvana capaz de provocar las mayores violencias, activas o pasivas (por ejemplo, miseria) y muy celoso de lo suyo, poco amigo de aceptar otras razas y otros credos, un mundo que puede ser terrible en sus venganzas.

Países como Rusia o Estados Unidos, sustituyen ese sentimiento religioso de autodefensa por un cierto patriotismo, entendido en sentido cuasi oriental en la madre Rusia o en sentido occidental y cívico, cuando no del credo de los pioneros, en Estados Unidos. Quien atente contra un norteamericano se arriesga a la respuesta de toda Rusia o de toda Norteamérica.

No ocurre lo mismo con el catolicismo, especialmente con el catolicismo hispano. Los españoles aman al planeta y odian a la Iglesia, aman a todo tipo de razas y credos, salvo a los cristianos, a los que profesan creciente antipatía. Por su parte, el cristiano no puede valerse de otra defensa que la legítima defensa. Su arma es la palabra y tiene prohibido vengar a los mártires, se le exige una respuesta mucho más valiente, heroica: venerarlos y perdonar a sus asesinos. Dicho de otra forma: matar cristianos sale gratis.

Pero, a pesar de todo lo anterior, no deja de sorprender el silencio de los medios sobre el asesinato del presidente de Luigi Padovese, obispo de Anatolia en Turquía, asesinado a puñaladas por su chófer, el mismo día en que se enterraba a los activistas turcos de la Flotilla por la Libertad, 72 horas después de que el amigo de ZP, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, asegurara que el asalto israelí no quedaría sin respuesta. Y no olvidemos que para un islámico un judío y un cristiano son lo mismo. Y también para un progre occidental. Ya saben: la cultura judeocristiana.

El diario El Mundo es buen reflejo de lo que digo: la noticia del asesinato del líder católico más caracterizado de Turquía, en vísperas del viaje de Benedicto XVI a Chipre, donde los turcos llevan décadas masacrando a los cristianismos, ortodoxos o romanos, no ha dedicado ni una línea en la sección de internacional. Le ha dedicado un obituario. En serio, firmado por el jefe de la Sección de religión. Ya saben, un problema de orden público en el que por pura casualidad, resultó muerto un obispo. Esto recuerda lo del chiste de los rojos en la prensa del Franquismo: A consecuencia de los tiros al aire resultaron heridas dos personas. Otro paralelismo: la misma técnica de cuando la progresía no puede evitar referirse a las matanzas de religiosos durante la II República y la Guerra Civil: los asesinos eran unos incontrolados. ¡Joé, la cantidad de incontrolados que pululaban por las calles de Madrid, Barcelona, Valencia, etc...!

Pues eso. Matar cristianos sale gratis, entre otras cosas por la quinta columna progre que, no nos engañemos, está feliz de que se asesinen católicos.

La razón es muy sencilla: en el siglo XXI ya no existen creyentes o ateos: existen cristianos (que son los que aman a Cristo) y cristófobos, que son los que le odian. Y el que no quiere entender esto... pues no entenderá nada de lo que ocurre.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com