Mal está que el lobby gay se haya adueñado del poder progresista, pero no sospechaba que la conquista acabara en una especie de pensamiento invertido. Si quieren comprobar lo que digo contemplen la portada del diario El País del lunes 17. Ni tan siquiera es necesario que lean el interior, que comprende mortificación cuaresmal, no navideña. Además, ya lo he hecho yo, y no hay que confundir sacrifico liberador con traumatizante masoquismo. De entrada nos encontramos con una pregunta pagada: ¿Está caduca la ley del aborto? La respuesta está en el subtítulo: "Los últimos escándalos relacionados con clínicas abortistas revelan agujeros en la normativa". El pensamiento invertido es esto: ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas. A ver si lo he entendido: como los secuaces del doctor Morín y todo el lobby de abogados y feministas, cometían un fraude de ley permanente, degollaban inocentes, machacaban cráneos humanos en trituradoras, tenían montado un mercado del homicidio, amén de un matadero repugnante, como están en la cárcel como deberían estar toda la industria abortera, lo que hay que hacer -está clarísimo- no es evitar que vuelvan a cometer barbaridades, sino modificar la ley para que sigan haciendo lo mismo, sólo que en diáfana legalidad. Que es lo que tenía que haber hecho don Abraham Lincoln: en lugar de incidir una guerra -el muy belicista- para prohibir la trata de esclavos, lo que tenía que haber hecho era regular el mercado, de forma pacífica y democrática. Así los negreros podrían realizar su trabajo con todos los parabienes jurídicos, porque está claro que la ley no respondía a la realidad: pensamiento invertido. Más pensamiento invertido: "La Cruzada de Benedicto XVI". Nada menos que del eminente director de la famosísima revista MicroMega, Paolo Flores d'Arcais, que tras leer de forma un pelín invertida la última encíclica de Benedicto XVI, ha llegado a la conclusión de que el Papa está llamando a un nueva Cruzada (¡No caerá esa breva!). O sea, que el Pontífice tiene la osadía de decir que la única esperanza del hombre está en Cristo, en el Dios que promete el ciento por uno y la vida eterna. Lo ha razonado mucho mejor que yo, pero no creo andar muy errado en la síntesis. Benedicto XVI llama a un abandono en Cristo, el único capaz de saciar al ser humano y de dar sentido a la vida de dar, en suma, esperanza Un planteamiento con el que se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero de que no se puede colegir, salvo en pensamiento invertido, que resulte una llamada a la cruzada. Pero el astuto Flores d'Arcais deduce que el Papa está atacando la autonomía de lo temporal y que, el muy pérfido, prohíbe al hombre otorgarse sus propias leyes. No me pregunten por la cadena de premisas que lleva a tan soberana conclusión: mi mente elemental no es asequible a las profundas lecturas del pensamiento invertido. Se me olvidaba, el profundísimo artículo viene aderezado con un retrato del Papa, rostro crispado, un escudo marcado por una cruz amarilla y a punto de arrear el estacazo con un pluma. La pluma creo que sea una Montblanc, que suya se sabe que los curas son tan agresivos como ricachos. Como decía Borges de los peronistas, los progres no son ni buenos ni malos: son incorregibles. Eso sí, los peronistas no eran invertidos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com