Posiblemente, ha sido el artículo más duro de toda su carrera periodística. El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, considera que España es un país corrupto. Al parecer, corrupto era el Gobierno Aznar y corrupto es el PSOE. El más corrupto de todos es Jesús Polaco, y las grandes compañías bailan al son de la corrupción política y periodística. Sólo salva a Rodríguez Zapatero, a quien, utilizando un plural mayestático, otorgamos el beneficio de la duda. Por el momento, con alguien habrá que pactar. Pedro José salva también a Mariano Rajoy, aunque sea a costa de ahogar a su ex amigo José María Aznar. Y, naturalmente, los dos grandes banqueros del país y principales financiadores de El Mundo en general y de Pedro José Ramírez en particular, Emilio Botín y Francisco González, salen con vida del duro escrutinio. No así sus empresas y sus responsables de Comunicación: sólo a ellos, gente de baja ralea que tiene la desfachatez de no obedecer a Pedro José. El presidente de Telefónica, César Alierta, ni que decir tiene, forma parte de los corruptos.

Y a todo esto, ¿cuál es la motivación del artículo-amenaza? Muy simple: Pedro José se siente engañado por Zapatero (partidario de matar a besos a Pedro J.) porque no parece que el Gobierno quiera concederle una televisión en abierto, cosa que sí otorgará a Canal Plus.