Pedro J. Ramírez destacaba que ha pasado una semana desde que se produjo un episodio de los más graves de esta legislatura. Durante 48 horas, se montó la gran algarada, porque El País dijo que El Mundo había pagado a Trashorras. Y es mentira. Pero nadie se ha parado a valorar la gravedad que implica que el ministro del Interior entregase al diario El País la transcripción de esa grabación. Que el ministro del Interior entregue una grabación a tu competencia para denigrar a un medio de comunicación, pocas cosas peores se pueden imaginar, es el comportamiento propio de un Estado totalitario. Y no se ha tomado ninguna medida ni el Presidente del Gobierno ha desacreditado al ministro del Interior.