Mientras el grupo más zapatista se asoma al abismo. Alfonso Angoitia se entrevistó en Madrid con Contreras y Roures. Televisa le da un ultimátum: o dinero o influencia. Las fortunas de Jaume Roures y Tatxo Benet no se corresponden con las pérdidas de La Sexta. Mientras, Unedisa tiene que absorber una deuda de 1.000 millones de euros... y los italianos comienzan a cansarse

Tenía gracia escuchar el telediario segunda edición de La Sexta, del pasado lunes 24: Cajasur, la caja de los curas, se dedicaba, según la locutora de marras, a especulaciones inmobiliarias, es decir, créditos a promotores, como el resto de bancos y cajas de ahorros españoles. Se trataba de presentar al Obispado de Córdoba como una secta dedicada a la especulación que ha hundido Cajasur para forrase las sotanas de oro.

Y es que el grupo artificialmente creado por Zapatero se ha convertido en un canal de televisión dado a la blasfemia y al anticlericalismo rabioso, al insulto, la injuria, y, sobre todo, a lo viscoso. Pero los culpables de todo, no se si saben, son los curas.

Mediapro ha ido acumulando tantas deudas -perdón, compromiso de pago- que su situación de asfixia económica no la salva nadie. Han presionado a demasiada gente, empezando por sus socios los mexicanos de Televisa, y por Juan Abelló, que compraron el 40% de La Sexta, pagaron el 80% y no mandan un comino.

Total, que el vicepresidente de Televisa, Alfonso Angoitia, viajó a finales de la pasada semana a Madrid, se entrevistó con la cúpula de Imagina y el dio un ultimátum: o dinero o poder. Pero seguir poniendo fondos y perdiendo no está dispuesto a tolerarlo. Además, Angoitia y la gente de Azcárraga está harta de que los líderes de La Sexta y de Mediapro sigan medrando -Roures y Benet son especialistas en paraísos fiscales- y su fortuna no se compara con la situación económica de La Sexta.

Y en estas surge Pedro José Ramírez. El Mundo no anda boyante. En cifras redondas: deuda de 1.000 millones de euros, de tres cuartas partes se hará cargo Rizzoli por una cuarta la propia Unedisa. Y Rizzoli no anda bien, que conste.

Pero hay algo más grave. El problema de Unedisa no es la deuda sino los ingresos. Se trata de un grupo de prensa -El Mundo, Expansión y Marca- y la prensa agoniza. Por eso, a Pedro José, experto en huir hacia adelante, propone ahora a los italianos comprar La Sexta, y asegura que hará valer su influencia sobre el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, influencia sobre la que existen dos versiones: la de Pedro J. y la de ZP, muy distintas, por cierto.     

En cualquier caso, El Mundo más La Sexta crearían un multimedia al que sólo le falta la radio. Sería la fusión de las miserias pero eso no tiene por qué ser malo: toda fusión, lo sabemos desde Sánchez-Asiaín hasta aquí, no aumenta los ingresos pero constituye una excelente plataforma para reducir costes.

A este paso, el oligopolio de los editores se nos queda en duopolio.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com