Sólo Marruecos tiene viviendo en España más ciudadanos que Ecuador. Los inmigrantes hispanoamericanos son los que mejor se integran sobre todo porque heredaron nuestra fe y nuestra lengua-, son los que más colaboran en nuestra economía, los que elevan nuestra natalidad, los que cuidan de nuestros mayores y los que están dispuestos a trabajar allá donde nosotros no queremos hacerlo. Sólo les faltaba algo para ser iguales que los españoles. Sufrir en sus carnes el zarpazo de ETA. Es terrible contemplar al padre de una de las víctimas de Barajas reconocer que apenas sabe quién es ETA. Sin embargo, por   

Para ser como los españoles, a los ecuatorianos sólo les faltaba esa similitud: también ellos sufren los zarpazos de los energúmenos de ETA y de la mentecatez del nacionalismo vasco. Hasta en eso somos iguales. La vanidad de majaderos como Otegui y de otros majaderos, algunos miembros del PNV y Eusko Alkartasuna, convencidos de que la autodeterminación de Euskadi constituye el ombligo del universo, queda en ridículo con las palabras de este humilde ecuatoriano.

Mientras, el PSOE trata de empañar el ridículo en el que ha caído su líder, Rodríguez Zapatero, que un día lanza una marcha triunfal y al día siguiente le hacen un atentado salvaje. El País y Pepiño Blanco se han encargado de enmendar de hacer decir otra cosa a las que dijo Zapatero, quien se negó a hablar de ruptura, el mismo día 30 de diciembre. Es lógico, ZP es un personaje siniestro al que le importa todo una higa, salvo aquello que pueda mantenerle en La Moncloa, su única obsesión, que anhela tanto antes como después del atentado : perpetuarse en la Presidencia gracias a haberse convertido en el pacificador de Euskadi.

Sólo que, como sospecha el líder de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) Francisco José Alcaraz y como cree el abajo-firmante, hay dos cosas que se han salido del guión previsto : ZP no contaba con víctimas porque esa es la línea roja que los españoles no están dispuestos a aceptar- y nadie contaba con que la cabra tira al monte y los asesinos no arrepentidos tiran hacia la consumación de su lógica: hacer daño. Como el viejo chiste del escorpión, son cosas de su maldito carácter.

En cualquier caso, las palabras del Gregorio Peces Barba son las propias de todo un ilustrado comecuras, de profesión sus manías: presentar como excusa que los terroristas han tenido poco menos que mala suerte, dado que no querían causar víctimas mortales, revela no sólo la degeneración moral del personaje, sino también su degeneración mental. Esto es, la degeneración moral y mental de la modernidad, que podríamos resumir así: nadie es responsable de nada, salvo mis enemigos, que lo son de todo.

Eulogio López