No fueron muchos, pero sí suficientes para que la prensa internacional se fijara en ellos. Este martes, cerca de 40 seguidores de López Obrador se manifestaron frente a la embajada de España en México. Zapatero, entiende, el pueblo no se vende. Señalaban en público, lo mismo que Obrador señala en privado : no es razonable que Zapatero se haya tirado a la piscina reconociendo el triunfo del conservador Calderón antes de que fuera reconocido oficialmente; eso es una deslealtad. Un patinazo, en palabras de un portavoz del líder mexicano.

Hay quien piensa que Zapatero telefoneó a Calderón sin tener plena información de cómo estaba sucediendo el recuento de votos. Es parte de la verdad, pero no toda la verdad. Es cierto que Zapatero desconocía los detalles del desarrollo del proceso electoral. Pero también es cierto que en un corto periodo de tiempo, el conservador Calderón recibió los apoyos de España, Estados Unidos y Canadá. Demasiada casualidad. Y es que, probablemente, los asesores presidenciales tenían una apuesta clara por Calderón.

Desde Moncloa se apuntaba a Hispanidad que López Obrador era una apuesta de riesgo para la economía y que los empresarios españoles tenían razones para temer el triunfo de Obrador. Ahora son los empresarios mexicanos los que advierten de las pérdidas que los paros organizados por López Obrador podrían generar sobre la economía mexicana. Y es que según informan los que conocen al Peje (nombre con el que se conoce a López Obrador en México) la rama más dura y extremista de la izquierda mexicana es quien parece haber tomado el control del PRD. Así que el líder populista no dispone ahora de margen de maniobra y proseguirá con sus movilizaciones como mínimo hasta el próximo 1 de septiembre. Por su parte, el tribunal electoral ha terminado ya su recuento aunque tiene hasta el 6 de septiembre para hacer público el resultado.