Señor Director:

Supongamos que un gobierno accediera democráticamente al poder y que llegara a legislar que los homosexuales no puede ser funcionarios en la administración pública. Supongamos que yo soy un inspector de la administración y me viera en la obligación de destituir a un funcionario homosexual, familiar mío.

Yo, entonces, querría hacer objeción de conciencia pues considero injusta esa medida. Entonces me responden que no puedo hacer dicha objeción puesto que se trata de un asunto de administración pública. Pues bien: La Vicepresidenta del Gobierno ha hecho lo mismo pero al revés: Un funcionario no puede objetar conciencia a la hora de dar por bueno un llamado matrimonio homosexual alegando que considera injusto que esta unión se equipare con el matrimonio entre hombre y mujer. Estas palabras de Teresa de la Vega no se acercan al totalitarism ya lo son.

José Ignacio Moreno Iturralde

jimiturralde@gmail.com