Su padre, que no se arrepiente, ha sido arrestado por asesinatoEn Pakistán se ha producido una historia terrible. Una mujer embarazada, Farzana Iqbal, de 25 años, fue lapidada hasta la muerte por su propia familia por casarse con el hombre al que amaba. Alrededor de 20 parientes, incluyendo a su padre y a sus hermanos, les atacaron a ella y a su marido con bastones y ladrillos a plena luz del día e incluso delante de testigos, informa Reuters.

Entre los agresores también estaba su ex pareja, o sea, el hombre que su familia había decidido que era para ella: un primo suyo. Farzana sufrió severas contusiones en la cabeza y fue dada por muerta en el hospital. Todos los sospechosos, salvo su padre lograron huir.

Su padre, Mohamad Azim, admitió haber acabado con la vida de su hija por una cuestión de "honor". "Maté a mi hija porque insultó a mi familia al casarse con un hombre sin nuestro consentimiento y no tengo ningún remordimiento".

La Policía confirmó que su padre había sido arrestado por asesinato y que estaban intentando detener al resto de participantes en este atroz crimen.

Según datos de la Red para la Prevención de la Violencia de Honor (Honour Based Violence Awareness Network), aunque aseguran que las cifras son aún mayores, al año se cometen en el mundo unos 5.000 crímenes de honor, de los cuales, 1.000 tienen lugar precisamente en Pakistán. La agencia AP en Lahore asegura que los matrimonios concertados son la norma entre los paquistaníes conservadores.

Todavía falta mucho para que lleguen los derechos humanos a estos lugares.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com