• "Por miedo a las represalias y a la venganza por parte de los fundamentalistas", añade Sardar Mushtaq Gill.
  • "Mientras tanto, la multitud de extremistas que quemaron casas e iglesias cristianas siguen impunes" remarca.
  • "La ley de la blasfemia se ha convertido en una herramienta de persecución incluso contra aquellos que defienden a los acusados", añade el abogado.
En Pakistán, se complica la situación de la cristiana Asia Bibi, acusada de supuesta blasfemia por sus perseguidores, aprovechando que la ley de blasfemia permite injusticias como acusar en falso. Según explica a Fides el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, que está siguiendo el caso de Asia Bibi y otras víctimas de la blasfemia, los jueces "no quieren juzgar el caso de Asia Bibi: evitando decidir qué hacer en un caso tan delicado, sobre todo por miedo a las represalias y a la venganza por parte de los fundamentalistas: ésta es la razón de los constantes retrasos en el proceso de apelación".

"Estamos preocupados porque, ante esta falta de acción, muchas víctimas inocentes languidecen en las cárceles sólo por su fe, como Asia Bibi y Sawan Masih. Mientras tanto, la multitud de extremistas que quemaron casas e iglesias, cristianas siguen impunes" remarca.

El clima de intimidación sigue siendo fuerte: "Recientemente, un acusado de blasfemia, Khalil Ahmed, fue asesinado mientras se encontraba en la comisaría, por un adolescente. Otra víctima también fue el abogado y activista de derechos humanos Rashid Rehman, quien fue asesinado porque había decidido defender a un presunto blasfemo. Sus asesinos siguen libres. Un juez se vio obligado a abandonar el país después de haber condenado al asesino, que confeso, del gobernador Salman Taseer", añade.

"La ley de la blasfemia se ha convertido en una herramienta de persecución incluso contra aquellos que defienden a los acusados. Pakistán se ha convertido en un país muy peligroso para las minorías", señala, informando que LEAD continuará con una campaña masiva para la derogación de la ley sobre la blasfemia.

Gill continua diciendo: "Estamos viviendo uno de los peores momentos de la historia del país: vemos niveles sin precedentes de marginación y violencia contra las minorías religiosas. ¿Cómo podemos hablar de libertad religiosa, de libertad de pensamiento y de expresión, si la ley no es una garantía para todos, si no hay un juicio justo y, si se han generalizado las detenciones injustas sólo debido a la diferencia de fe Somos libres e iguales sólo en el papel, pero la realidad es muy diferente".

"Pedimos un Estado laico en el que todos podamos disfrutar de los mismos derechos y ser tratados por igual ante la ley. Las minorías quieren promover la paz y la armonía religiosa en Pakistán", concluye el abogado.

Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com