Desde hace 30 años el cine español parece empeñado en contar siempre los mismos acontecimientos y casi, casi, de la misma manera. El popular televisivo Emilio Aragón debuta como director en la gran pantalla con un drama ambientado en la postguerra español que recuerda demasiado a El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán Gómez, 1986) y a ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990).

Un grupo de artistas de vodevil intentan sobrevivir en los primeros años de la postguerra española. El hambre, las delaciones y, sobre todo, el fatalismo de los perdedores  son las notas características de una época que, como en anteriores películas españolas, se nos muestra teñida de una gama de tonos grises.

Al frente de un reparto coral se encuentra Imanol Arias (en el papel de su vida) que destaca por encima del resto de sus compañeros que sobreactúan. Se agradece que Emilio Aragón sea algo menos maniqueo que otros directores en el tratamiento entre vencedores y vencidos. Por ejemplo, entre los militares afines a Franco salva a alguno al igual que entre el clero.

Pájaros de papel empieza de forma emocionante y cuenta con una trama sentimental-familiar (alrededor de la relación que mantiene el personaje que interpreta Imanol Arias con un niño huérfano) que nos deja  algún instante emotivo. La lástima es que su conjunto transmite una sensación de déjà vu, es decir, de algo que ya hemos visto en otras ocasiones.

Eso sí, hay algo que destila toda la trama: el inmenso respeto que Aragón tiene hacia la profesión de cómico y el cariño que siente hacia los escenarios en los que, él más que nadie, ha crecido.

Para: Los que no estén aburridos de contemplar películas sobre la guerra y la postguerra españolas