La diferencia entre un pacifista y un pacífico es que el pacifista considera que hay guerras legales e ilegales, mientras que el pacífico considera que hay guerras justas e injustas. Ciertamente, las justas son clara minoría y sólo pueden aceptarse como tales en condición de legítima defensa y subordinadas al empleo de medios proporcionados a la agresión.

Los pacifistas también creen que existe la guerra cívica, cuando la guerra, por definición, es muy poco cívica, porque se supone que se ha llegado al enfrentamiento ante la imposibilidad de resolver la cuestión por medios pacíficos.

El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, es un pacifista, por lo que anda perdido en las tontunas progres de la guerra cívica y legal: sus palabras de la mañana del jueves (ver resumen de TV de Hispanidad) acreditan esa misma línea, sin reparar en que la guerra de Iraq es ilegal, sí, y la de Afganistán cuenta con las bendiciones de la ONU -por cierto, Bush invadió Afganistán sin esperar al mandato ONU-, pero eso no quita que una guerra es una guerra y que para ganarla se necesitan más hombres, mejor armamento y mejor estrategia que la del enemigo… en Iraq como en Afganistán, en las guerras legales y en las ilegales. Y no hemos llegado a lo peor.

Lo peor es que el propio Alonso, para justificar la muerte de la soldado Idoia Rodríguez, advierte que él ya lo dijo, que a medida que la misión de la OTAN se adentrara en el sur del país, frontera con Paquistán, el asunto sería más peliagudo. Pues bien, entonces, con gran cabreo del secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, se negó a enviar nuevas tropas españolas a Afganistán. Si se aceptó la ampliación de la misión OTAN contra los talibanes, debía haberse enviado más hombres y medios. Lo uno sin lo otro no hace sino colocar a los soldados occidentales en situación de máximo peligro. Es una de esas contradicciones pacifistas que nos tragamos sin rechistar

No se puede estar en misa y repicando. No se puede hacer valer lo de Afganistán como guerra legal del PSOE y lo de Iraq como guerra ilegal del Partido Popular. Porque las guerras no son ni legales ni cívicas: son justas e injusta, y se ganan o se pierden. Lo que no se puede es jugar a pacifista para recordarle al adversario político interno que es un belicista, ni se puede jugar a no enviar más tropas que las necesarias para aparentar, ante la opinión pública española, que no vamos a imponer orden en le caos con metralleta y otros instrumentos de muerte, sino como algo similar a una ONG. Y esto porque a los talibanes les importa un pimiento la contienda PP-PSOE y continúan poniendo bombas.

Hay que hacer todo lo posible por evitar la guerra, pero si no se puede evitar, hay que ganarlas como sea. Para que no mueran más "idoias".

Eulogio López