• Los Hermanos Musulmanes atacan comisarías y centros oficiales.
  • En una segunda fase les tocará a los cristianos.
  • Estados Unidos no consigue convencer a los partidarios de Mursi para que dialoguen.
  • Y si en Egipto prende la mecha, cualquier acuerdo entre israelíes y palestinos puede darse por imposible.

Los Hermanos Musulmanes, cada día más violentos, atacan comisarías y centros militares, así como entidades gubernamentales. Sin el menor pudor. En una segunda oleada, la cada vez más extremista organización se volverá contra la minoría cristiana copta.

Y todo ello sitúa al Gobierno impuesto por militares en una difícil situación: si ahoga las revueltas, Egipto entrará en guerra civil o se convierta en un baño de sangre.

Los partidarios del derrocado presidente Mursi se muestran cada vez más violentos. Washington, instigador de la llamada Primavera Árabe, que se le ha ido de las manos, intenta convencer a ambas partes de que dialoguen, pero lo cierto es que los Hermanos Musulmanes no están dispuestos a ceder ni un milímetro. Además, Washington intenta relanzar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, que no marcha por buen camino. Desde luego, si la guerra estalla en Egipto, las conversaciones en Israel pueden darse por rotas antes de nacer.

Lo que está claro es que la política árabe de Barack Obama ha sido un fracaso. Arde Iraq, Paquistán, Egipto y Yemen, mientras la 'pacificada' Libia y la 'conquistada' Afganistán pasan de unos esquemas radicales a otros aún más radicales e integristas.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com