Sr. Director:

Cada año agradezco la postal navideña con la que el alcalde de Barcelona nos felicita, en esta ocasión ilustrada con una simpática niña mestiza abrazada a un pato.

No logro conectar la Navidad con la emigración y menos aún con las aves palmípedas. Por alguna razón que se me escapa, estas fechas son las más alegres para los infantes al tiempo que logran deprimir a más de uno.

La Navidad tiene eso: es una gran fiesta en el corazón de algunos, los que logran entrever la grandeza oculta que a otros se les escapa. La Navidad es ocasión para reencontrar al Dios dueño de nuestras vidas, al amante perfecto en busca de corazones rendidos.

La Navidad se repite año tras año y pocos saborean su riqueza: el "Dios-con-nosotros" reaparece en espera de que le tendamos no sólo los brazos sino el ser entero. El misterio de la Navidad consiste en que Dios se encarna y nosotros no nos acercamos lo suficiente para conocer su rostro, su llanto, ni su sonrisa.

La Navidad llama a todos a vivir de fe, a dejar de lado todo lo que estorbe y a unirnos al Dios tierno que toma forma de Niño.

Eva Nordbeck

ctellez88@gmail.com