Hablar de desobediencia civil para combatir una ley injusta, como ha hecho el dirigente de Esquerra, Oriol Junqueras (en la imagen), es una fantasmada, un pueril juego de palabras. Apeló a Luther King y podía haberse referido también a Gandhi, que convirtió ese 'arma' en la mejor herramienta contra el imperio británico.

Junqueras no cae en la cuenta de que, para cualquier mente con algo de intrépida, no vivimos segregados como en EEUU en los años 60 ni en la India colonial de los años 40 y, sobre todo, que él no tiene el carisma de King o la paciencia de Gandhi. Leyes injustas 'haberlas hailas', como la del aborto, pero no están en un orden político elemental, como la unión de un país o la secesión de parte del mismo.

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