Se busca capitalizar y refinanciar deuda, mientras se intenta colocar a la desesperada un Digital que nadie quiere: la subasta puede quedar desierta. La vicepresidenta De la Vega, amiga de Cebrián, presiona a los bancos y tiene previsto presionar a Telefónica si nadie quiere la plataforma Digital . Al final, el plan de rescate bancario, que pagamos todos los españoles, servirá para que el PSOE mantenga su poder informativo. O sea, para que los españoles les paguemos parte de la deuda a los Polanco

Conste que Zapatero no traga a Juan Luis Cebrián, y conste que Cebrián desprecia a ZP. Pero la izquierda metaboliza mejor sus odios que la derecha si se trata de mantenerse en el poder. Además, para ZP El País no es fundamental: basta con los medios públicos y Mediarlo-LA Sexta-Público, además de la colaboración de Tele 5.

Pero no para la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, buena amiga de Juan Luis Cebrián -más que de los Polanco-. Porque esa es otra: Cebrián no está jugando en esta historia a favor de PRISA sino en su propio beneficio. En definitiva, tanto como Carlos Slim como con Bertelsmann, lo que trata de conseguir es que los Polanco y su socio Pancho Pérez (el grupo Timón) pierdan su actual mayoría y dar entrada a nuevos socios -bancarios o industriales- para quedarse él como primus inter pares, baranda en jefe.

Los bancos acreedores de los 6.000 millones de euros: extranjeros, los más importantes el HSBC y BNP. Ahí se tratan de capitalizar, no a la cotización actual, sino con emisión de bonos convertibles a futuro. Es lo más que se les va a sacar.

Con los bancos nacionales es otra historia, porque aquí el Gobierno sí puede presionar, están todos: Santander, BBVA, Popular, Sabadell, Bankinter, Caja Madrid, y Caixa entre ellos. Aquí la condonación se puede disfrazar de refinanciación, porque a ver quién es el guapo que se atreve a embargar a los Polanco (que además no tiene muchos activos tangibles). El colmo sería que la deuda de PRISA se pagara a los bancos acreedores con el fondo de rescate financiero del Gobierno. En otras palabras, que al final todos los españoles pagáramos la deuda de los Polanco o al menos parte de ella.    

Todo ello dependiendo de la subasta para la venta de Digital . Esto es lo grave, que nadie lo quiere. Murdoch se retiró afirmando que no sabía lo que estaba comprando (líos de derechos y caída brusca de abonados, recocinados de forma gratuita en muchos casos). Los franceses de Viviendi sólo compran a la baja y no aceptan ni de broma la valoración de 2.100 millones de euros en los que UBS valora la plataforma de TV digital. (Recordemos que Díez Polanco comenzó pidiendo 5.000 millones).

En Mediaset discuten: los italianos no quieren saber nada, pero Paolo Vasile, de Tele 5, el gestor más ambicioso, sí que la quiere. Telefónica, mientras tanto, mira para otro lado, a ver si no le toca, pero tampoco acepta lo que se está pidiendo por dicha plataforma.

Lo dicho: el Gobierno pretende que, entre todos los españoles, al rebufo de la crisis financiera, le paguemos su deuda a los Polanco. En especial, los dos amigos de Cebrián en el Ejecutivo: Fernández de la Vega y Pérez Rubalcaba.