Es genial. El 14% de las bajas de la OTAN en atentados en suelo afgano proceden de los talibanes infiltrados entre las fuerzas occidentales encargadas de acabar con el fundamentalismo islámico y convertir aquel país, si no en una democracia, sí en algo respirable.

Recuerdo que cuando la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, anunciaba, pomposa ella, que los militares españoles iban a participar en la formación de policías y militares somalíes para que ellos impusieran el orden en su país, un militar retirado español aseguró: "Vamos a formar militarmente a los que nos matarán".

En Afganistán su frase se ha hecho penosa realidad.

En el entretanto, el ministro de Exteriores García Margallo (en la imagen), recibe a la oposición siria, que reclama armas para sus hombres, "armas contra Asad". ¿A quién va a armar España? ¿A los yihadistas que pretenden destruir Occidente?

Es la eterna diferencia entre formación e instrucción. Hay gente muy instruida y muy poco formada. Ahora bien, cuando no se puede formar a alguien lo mejor es no instruirle, especialmente en el uso de las armas.

La cifra de Afganistán demuestra hacia dónde se encamina Occidente con su primavera árabe. Ahora mismo la OTAN utiliza sus armas para cambiar dictaduras árabes por tiranías fundamentalistas islámicas.

Mire usted, no. Lo de Irak se ha demostrado que fue un fracaso y lo de Afganistán, también. Curioso, porque una fue guerra legal y otra ilegal, según la progresía políticamente correcta. Occidente no debe intervenir militarmente en el mundo árabe y sí debe defender a los occidentales.

Occidente, además, debe exigir reciprocidad a los musulmanes que se instalan en nuestras ciudades. En otras palabras, aquellos países que no respeten a los cristianos occidentales no deben tener vía libre en el Occidente cristiano. O, al menos, no deben tener las facilidades que les damos. Por poner un ejemplo: ¿por qué existe en Madrid una monumental mezquita árabe cuando Arabia condena con la pena de muerte por la mera posesión de un evangelio?

Lo que parece un tanto absurdo es formar militarmente a quien sólo pretende asesinarte. Para eso, el colonialismo, sobre todo el colonialismo español, era mucho mejor: al menos formaba hombres, no asesinos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com