Se han quitado la careta. La Unión Europea exige ahora a Grecia que reduzca el salario mínimo que, miren por dónde, es superior al de España: (641 euros brutos al mes en nuestro país por 750 en Grecia).

Esto ella es el acabose de la plutocracia. Se han dedicado en Europa 1,6 billones de euros para salvar a la banca en crisis, pero a Bruselas lo que realmente le importa es que los griegos reduzcan el salario mínimo.

Toda la economía financista consiste en eso: en que los capitalistas, o poseedores de liquidez, ganen sin límite mientras que los asalariados que ganen cada vez menos para poder financiar a los rentistas, como es preceptivo en un sistema económico justo: financiar al rico.

Razón aducida: la competitividad, claro está. Temporalmente, asalariados y profesionales financian a los rentistas pero se supone que esto es una cuestión temporal a la que encontraremos solución en el tiempo. Llevamos así 40 años pero el cambio se espera a cada instante.

Esto es economía financista, la que impera en Europa y en el mundo anglosajón. Por pura casualidad ha sido afectada por la crisis, y por eso los emergentes China, India, Brasil o Rusia, están conquistando Occidente. Porque por mucho que bajemos los sueldos nunca ganaremos a quienes están acostumbrados a pasar hambre.

Estos polvos provocan nuevos lodos. Así, la nueva esclavista, doña Ángela Merkel, defiende los 'minijobs', una idea -cómo no- del financismo monetarista: trabajos de camarero, barrendero y demás por 400 euros, eso sí, libres de impuestos. Vamos, el modelo chino, nuevo país de rentistas ricos y proletarios paupérrimos. Oiga, ¿y no sería más sencillo obligar a las empresas a pagar salarios dignos y, a cambio, reducirles los impuestos laborales, especialmente las cuotas, y sustituirlas por IVA?

En serio, lo que más urge en España es subir los salarios bajos y reducir los impuestos laborales. Por ejemplo, que el salario mínimo ascienda hasta los 1.000 euros mensuales, lo que provocaría una subida generalizada de los sueldos bajos, una mejor distribución de la escala salarial y un aumento del consumo. Lo que nos propone Europa es justamente lo contario.

Y lo más impactante de todo es que nadie dice nada: no veo revoluciones a la vista ante la ignominia. El trabajador, el profesional y el emprendedor callan y obedecen y los únicos que levantan la voz son los majaderos cabreados... para gritar contra los curas. Así que no lo duden: Occidente está maduro para una nueva tiranía.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com