Los relativistas -también conocidos como progresistas- han inventado un nuevo insulto que sustituye al famoso ultra de la misma forma que éste sustituyó al fachas que ya sólo practican los radicales de un pequeña región ubicada la norte de un pequeños país: o sea los abertzales.

El término en cuestión es el de fanático. Fanático no sólo sustituye a ultra sino también a dogmático, entre otras cosas, porque lo de dogmático ya no cuela y recuerda aquello de Chesterton: Sólo conozco dos tipos de personas, los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son.

El concepto de fanatismo tiene más interés, aunque resulta igualmente equívoco: para el presidente norteamericano Barack Obama, fanático es todo aquel que no acepta sus principios. Para la generalidad, fanático es un radical, para los progres es sólo aquel que no acepta su relativismo de base, esto es, el nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira.

Fanatismo no es ninguna de esas tres cosas, claro está, sino que consiste en tomar el todo por la parte (lo que hacen los herejes, por eso suelen acabar en fanáticos) y utilizan la parte para descalificar el conjunto de las ideas de aquellos que discrepan de ellos.

Verbigracia, no se pierdan el artículo del corresponsal de El País en Washington, Antonio Caño, que lleva por titulo Guerra entre Obama y la Fox. Les anticipo, y esto les va a sorprender, que según El País, el bueno es Obama y el malo la Fox de Rupert Murdoch. Tras contarnos las estrambóticas opiniones de algunos de los conductores de la cadena televisiva anti-Casa Blanca -el resto de cadenas, CBS, ABC, NBC- están a favor de Obama, pero de eso no habla El País) y de su fanática concepción de la actualidad, Caño nos informa que la Fox ha dejado de ser invitada a determinadas reuniones con periodistas en la Casa Blanca (igualito que hace Zapatero con el periodismo independiente de Internet) ha abierto un despacho dedicado a desmentir a la Fox y, lo mejor, el consejero político de Obama, David Axelrod, ha justificado la persecución de la Fox porque el canal de TV no está en el negocio de la información por lo que está sino tratada como lo que es, una marca ideológica.

En definitiva, que la Fox no es objetiva y por tanto hay que marginarla respecto al resto de medios. ¿Y quién decide qué medios son objetivos y cuál no? Barack Obama, naturalmente.

La información objetiva no existe y si existiera sería el final de la libertad de prensa. Es lógico que el poder pida a los medios objetividad y rigor. Nadie se ha escandalizado por ello durante más de un siglo, pero ningún periodista y ningún editor era tan estúpido como para confiar en la rectitud de intención de los portavoces gubernamentales o empresariales o militares a la hora de pedir tal cosa. Sabemos que el poder entiende por periodismo riguroso aquel que calca el comunicado de los servicios de comunicación del poder y se atiene a las grabaciones de los discursos del presidente y de sus ministros. En definitiva, sabíamos que la objetividad no es otra cosa que el anzuelo del poder para amordazar la libertad.

Ahora bien, nunca había ocurrido, nunca, que los periodistas nos creyéramos la teoría de la objetividad ni que los editores hicieran suya la letal doctrina de la Casa Blanca o de cualquier otro centro de poder político, económico o cultural.

¿Por qué ha ocurrido esto? Porque el periodista se ha aburguesado. Teme perder su empleo y se refugia en la objetividad para no ser cogido en falta.

El poder corrompe y el poder de las grandes multinacionales corrompe a lo grande. El editor, por su parte, ha formado oligopolios, dado que se han convertido en multimedia, esto es, en empresas que viven pendientes de las licencias de emisión de radio y TV que el poder les otorga.   

Y no es que uno defiende a Murdoch, ni mucho menos. News Corporation es el arquetipo de la derecha pagana, el hogar de los neocon. Por su parte, Obama es hoy la cabeza visible del Nuevo Orden Mundial (NOM), de la progresía relativista, deciden, en nombre de la objetividad, quién es un medio informativo y quién es una marca ideológica a la que no hay que informar de nada.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com