Por el momento, Montilla se impone a Blanco y a Chaves, y el PSC al PSOE. O mucho cambian las encuestas sobre intención de voto o no habrá cambio de ERC por CiU: Mas pide demasiado y Maragall y Montilla no están dispuestos a concedérselo. Como dicen en Moncloa, los de ERC seguirán apoyándonos aunque el nuevo Estatut les obligue a cantar el Cara al Sol. Un nuevo Estatut que será nuevo, pero aguado, y la OPA de Gas Natural será olvidada muy pronto : así piensa Montilla y Zapatero lo acepta. El Presidente del Gobierno se ha convertido en un verdadero experto en mantenerse en equilibrio sobre la cuerda floja

Las encuestas de primeros de año hablan de empate técnico entre el PSOE y el Partido Popular. Eso supone un margen para Rodríguez Zapatero, pues el PP no tiene aliados de ningún tipo en la cámara, ni tan siquiera los nacionalismos moderados catalán y vasco, con los que gobernó durante la primera legislatura Aznar (en 1996, incluso el PNV de Arzallus apoyaba al Gobierno Aznar). Pero eso no quita que la preocupación cunda en Moncloa por una sencilla razón: hay pocos en el PSOE, y no sólo el extremeño Rodríguez Ibarra, que no estén convencidos de que la más peligrosa corriente política que rige en España es el anticatalanismo, y que Carod-Rovira y sus chicos de ERC ponen de los nervios, no sólo al votante de derechas, es decir, del PP, sino también al votante socialista de Andalucía (el gran semillero de votos del PSOE desde 1977), Castilla-La Mancha, Aragón, Valencia, Extremadura o Madrid.

Si Zapatero ha perdido la ventaja de hasta 8 puntos (casi mayoría absoluta) que llegó a tener durante su primer año de Gobierno, no es ni por el enfrentamiento con Estados Unidos, ni por las leyes educativas, el matrimonio gay o la gestión de la inmigración, sino por el Estatut, el horrible Estatut.

Por esa razón, tanto el secretario general del PSOE, Pepiño Blanco, como el presidente andaluz el muy influyente Manuel Chaves, o los dos vicepresidentes del Gobierno, Fernández de la Vega y Pedro Solbes, por no hablar del ex secretario de Estado de Comunicación, Miguel Barroso, lanzaron la idea de que el PSOE tenía que romper con los republicanos independentistas de ERC y cambiar a ERC por los más moderados de CiU y Artur Mas. Además, Zapatero y Más se entienden bien.

Pero no ha sido posible, José Montilla, secretario general del socialismo catalán (PSC) considera que eso sería el final del PSC, la ruptura violenta con Pascual Maragall y ceder ante una CiU que no deja de pedir. En efecto, Mas pide para llegar a un acuerdo la Presidencia de la Generalitat y el Ministerio de Asuntos Exteriores para Duran Lleida, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que lo primero le preocupa y ocupa mucho más que lo segundo.

No sólo eso, romper con ERC, significa elecciones anticipadas en Cataluña y quizás provocar elecciones generales asimismo anticipadas en el resto del país, algo a lo que ni de broma quiere arriesgarse Zapatero.

Por tanto, Montilla ha convencido al Presidente del Gobierno de que la estrategia que se debe seguir es la siguiente: mantener las actual alianzas en Cataluña y en el Congreso es decir, a Carod-Rovira- y dejar que escampe la tormenta del Estatut, que tantos votos le ha dado al PP, hasta provocar algo parecido a un vuelco político. En resumen, sacar un nuevo Estatut, que de nuevo sólo tendrá el nombre, absolutamente aguado, y agotar las dos legislaturas, tanto la catalana (noviembre de 2007) como la española (marzo de 2008). Como diría Esperanza Aguirre, aguantar como sea, independientemente de ministros quemados o rebelión en algunos aparatos del propio PSOE.

En esa línea, Montilla considera que es más peligroso pactar con CiU que con ERC, porque CiU quiere la Presidencia de la Generalitat. Y, como dice uno de los fontaneros de Moncloa: con tal de mantenerse en el cargo, los de ERC seguirán apoyándonos aunque el Nuevo Estatut les obligue a cantar el Cara al Sol.

Por el contrario, para José Blanco y Manuel Chaves, eso es lo que le conviene a Montilla -que quiere ser presidente de la Generalitat, sí, pero sobre todo no quiere perder el control sobre el PSC- pero no lo que le conviene al PSOE. Montilla responde que cuando el Nuevo Estatut aguado- entre en vigor con el poyo de IU-Verdes y de ERC, los españoles comprobarán que no hay secesión y que todo sigue igual, y los mismo ocurrirá con la OPA de Gas Natural sobre Endesa: se llevará a efecto, convenientemente mejorada, y todo el mundo se acostumbrará al cambio. El anticatalanismo, principal argumento del PP, según el ministro de Industria, remitirá. Además, está el argumento del nuevo Estatut valenciano, aprobado por el PP.

Por el momento, Zapatero acepta la tesis de Montilla, sobre todo por su argumento de que sería un suicidio adelantar elecciones, tanto en Cataluña como en toda España. Eso sí, obliga al presidente del Gobierno a mantener el delicado equilibrio tanto dentro de su partido como dentro de sus votantes. Y la verdad es que a Zapatero empieza a gustarle el antiequilibrismo.

Esto es lo que hay hoy, 3 de enero, y la estrategia gubernamental para el nuevo año. Por el momento, Montilla se ha impuesto a todos sus adversarios en el Gobierno (De la Vega y Solbes) y en el partido (Pepe Blanco y los fontaneros monclovitas). Lo único que podría hacer cambiar de opinión a Zapatero es lo de siempre: que el anticatalanismo provocara un vuelco definitivo de la encuestas a favor del Partido Popular. Entonces, la opción CiU volvería a tomar consistencia.