La futura ley de Igualdad de Trato promete convertirse en la mayor majadería del Zapaterismo, y ya me dirán ustedes si no estamos hablando de profesionales en la materia.

El aparato normativo, que podría convertirse en el canto del cisne de la legislatura, pasa por suprimir el derecho de admisión. Por ejemplo, un taxista ve cómo se aproxima un macarra armado con una navaja y con visibles muestras de estar drogado. Pues no puede renunciar a cogerle. También se suprime el derecho de admisión en un bar -que no les pase cada a los propietarios- o en cualquier otro lugar.

Ni que decir tienen que la estrella de la nueva chorrada es la mujer. Pobre de usted como una mujer le acuse de marginarla. A lo mejor reinventaban la pena de muerte para caso de machismo reincidente y poder fusilarle.

Pero el asunto no podía quedar ahí. El lobby feminista no podía conformarse con una ley tan chusca y tan frívola. La función del lobby feminista es demostrar poder, es decir, capacidad para hacer daño y, en segundo lugar, utilizar el poder del Estado para beneficios particulares, especialmente de las feministas. Así, el Gobierno tiene la intención, aún sin concretar, de crear tribunales para la igualdad de trato, aunque por ahora no se ha hablado de las penas. Que es la parte más jugosa. A lo mejor consiste en castrar a los varones machistas.

Sólo hay un momento, uno solo en el que dudo seriamente de la inteligencia del sexo femenino: y es cuando oigo hablar y actuar a las feministas. Por ejemplo, cuando oigo hablar a la ministra Leyre Pajín de la Ley de Igualdad de Trato.

Eulogio López

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