Sr. Director:

Seguimos con la tasa de natalidad mas baja del mundo y nadie reacciona. No entiendo como los gobiernos, tanto este como el anterior, mantienen una actitud tan pasota ante un hecho tan grave como la baja natalidad de nuestro pueblo pero pero lo cierto es que tampoco me entiendo a mi mismo cuando planteo estas cuestiones. Está mas que claro que la familia es un obstáculo para nuestros gobernantes y no lo entiendo, de verdad que no lo entiendo.

En plan egoísta y estrictamente económico podemos argumentar que nuestra sociedad necesita de una especial materia prima para fortalecerse y esa materia prima no es otra que el hombre mismo, única razón y esencia de la sociedad, pero ante esa necesidad, ante la triste tasa de natalidad que tenemos y como consecuencia ante los problemas que eso nos acarrea la solución ha sido la de recurrir a la importación como solución única a este problema.

Las estadísticas indican que el aumento de niños en edad escolar se debe casi exclusivamente a la incorporación de los hijos de emigrantes ya que los hijos de autóctonos cada vez son menos, esto evidencia una vez mas, que los mas desfavorecidos son los más generosos con la vida, aun teniendo las mismas posibilidades de contracepción que el resto de españoles.

Volviendo a los gobiernos la pregunta que cabe hacerse es por qué no se alienta a los jóvenes a tener mas hijos, por qué no se destinan mas ayudas a las familias para que esos hijos no sean una mayor carga económica, por qué se priorizan otros tipos de uniones y se pone el acento en defender la adopción por parte de esos colectivos en vez de incentivar la concepción responsable dentro de las parejas heterosexuales. Han estudiado nuestros gobernantes los diferentes escenarios que se pueden plantear a veinticinco años vista en base a las decisiones que ahora se están adoptando. Si la respuesta es que SI, entonces tenemos derecho a conocerlos y a decidir que es lo que queremos para nuestra sociedad, pero si la respuesta es NO estaríamos ante un ejercicio de irresponsabilidad tal que mejor ir preparando las maletas.

Pero desgraciadamente mientras discutimos sobre el presente y el futuro una realidad triste nos va ganando la mano, nos quedamos sin alegría, nos quedamos sin niños.

Juan Herrera Tornero

juan.herrera@externet.es