Me congratulo de que el Premio Nobel de la Paz haya ido a parar a la adolescente paquistaní Malala Yousafzai (en la imagen) y al indio de credo hindú, Kailash Satyarthi. Del indio hindú nada sé; de la paquistaní musulmana sí sé y se lo merece. Perseguida, y torturada, por educarse. Estupendo, sobre todo el torturador de Malala, que pagó cara su 'osadía'.

Ahora bien, si algo está ideologizado en este mundo son los premios nobel (los Príncipes de Asturias no están ideologizados: son directamente tontiprogres). Digo, porque todavía recuerdo al ex presidente Bill Clinton, uno de los puntales del Nuevo Orden Mundial anticristiano, asegurar aquello de que es muy necesario alargar la vida escolar de las niñas porque, de esta forma, tendrán hijos más tarde. Es decir, que el objetivo no era educar a la mujer sino entretenerlas con los estudios para que fuera madre tardía o no lo fuera en modo alguno.

Y supongo, que el bueno de Bill intentará conseguir ambos objetivos con una astuta información contraceptiva colegial.

En cualquier caso, enhorabuena para Malala, víctima de la bestia talibán.

Hispanidad

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