Plagiaba yo en la anterior edición al sin par Juan Claudio Sanahuja, el único que ha logrado explicarnos lo que está ocurriendo en el mundo, siempre bajo la norma de que a una historia de las conspiraciones ha sucedido, en plena sociedad de la información, la historia de los consensos.

En su libro Poder Global y religión universal nos explica que ya no tenemos inspiradores sino demagogos, capaces de hacerse con ese relámpago intelectual que llamamos eslogan, aforismo o titular de prensa, precisamente el titular que todo el mundo repite por las infovías. Ese es el líder del siglo XXI.

Ese es el método del Nuevo Orden Mundial (NOM), que ya no se enraíza en sociedades secretas sino que precisa de una nueva religión porque en la era de la globalización hemos descubierto que lo único global, lo que afecta e interesa a toda la humanidad es precisamente eso: la moral. En plata: el enemigo del NOM es la Iglesia católica romana y sus métodos son simples: se trata de cambiar los diez mandamientos por una moral variable, una ascética ligth y una mística hortera.

Las pruebas. Otro destacado hombre del NOM es el ex presidente norteamericano Jimmy Carter (¿necesito explicitar que el hombre de moda en el NOM es el actual presidente Barack Obama? Sí, lo primero que hace un hombre del NOM es lo que hizo Obama al llegar a la Casa Blanca: librar dinero -público, of course para promocionar el aborto en el mundo-. Dice Sanahuja que Carter abandonó la Convención Bautista del Sur tras 60 años de pertenencia a la misma al negarse la clerecía a ordenar mujeres. Esto demuestra dos cosas. La primera, que la tal Convención existe a pesar de que servidor desconocía su existencia; la segunda, el principal dogma, la más serena convicción, el principio más profundo del que fuera el hombre más poderoso del mundo consistía en sotanizar a las señoras, un avance sin el cual, aceptémoslo de una vez, la tierra dejará de girar alrededor del sol.

Este libro cuenta, también, que Carter creó el grupo The Elders, un club de carrozas importantes que no se resisten a perder influencia tras haber perdido su cargos: ex mandatarios que se reúnen para vociferar lo que nadie escucharía en privado. Ojo al dato: en The Elders figura Nelson Mandela, san Nelson, en el martirologio del NOM, Kofi Annan, en busca de una sociedad más noble que la representada por su hijo, el que distraía fondos de la ONU para ayudar al maltratado ex presidente brasileño Fernando Cardoso, con el que comenzó la deriva moral de Brasil hacia el aborto (aunque Lula le ha superado, que conste), el obispo anglicano Desmond Tutu, para quien la liberación de la mujer se queda corta y ahora lucha por los derechos clericales de los homosexuales, y la inefable, inexcusable, ex presidenta de Irlanda (¡Pobre Irlanda!) Mary Robinson, aquella jefa de los derechos humanos al modo ONU, la mujer que tantas horas de trabajo dedicó a chantajear a los países pobres: ayuda internacional a cambio de promoción del aborto y esterilizaciones obligatorias. Insisto, yo acuso, pero Sanahuja tiene las pruebas.

Naturalmente, The Elders recibe fondos del especulador George Soros, todo un filántropo, de la escuela Rockefeller, cuyo primer y único mandamiento es el siguiente: la forma más eficaz de eliminar la pobreza consiste en eliminar a los pobres, a ser posible antes de nacer, que luego se niegan a ser asesinados, los muy insolidarios.

Naturalmente, Sanahuja insiste en la metafísica de la nueva religión que no es más que  anticuado panteísmo y cursi sincretismo. Las pruebas: en el año 2000 la ONU aprobó, ante el nuevo Milenio, un texto de Religiones por la Paz, orientado a la creación de una nueva religión universal para una nueva era, era dorada de armonía y prosperidad, de paz y justicia. El engendro mezclaba textos de Isaías, las profecías de Zoroastro, las promesas del Corán, la visión Sikh, las doctrinas Jain y las doctrinas de Confucio, del budismo y del taoísmo, el Bhagavad-Gita, el sintoísmo, las escrituras Bahai y la religión Sioux (ésta última siempre me ha parecido la más seria de todas).

Eulogio López

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