Entre otras cosas, porque la austeridad siempre es buena, sobre todo cuando nos la aplicamos a nosotros mismos, pero no cuando se la imponemos a los demás y con el Boletín Oficial del Estado en la mano.

Queda muy bonito retransmitir por televisión el apagado de la torre Eiffel o la Puerta de Alcalá, pero lo cierto es que, con ello, caminamos en el sentido equivocado, con la política energética más absurda.

Los antinatalistas, los enemigos de la vida, del hombre y de la humanidad, en nombre de la ecología nos han hecho creer que este planeta no da para más, cuando lo cierto es que la Tierra, gracias al ingenio humano es capaz de producir alimentos y energía para decenas de humanidades.

De todo ello, se están aprovechando, hablemos claro, los de siempre, los millonarios caza subvenciones de energías alternativas (los Florentino Pérez, los Benjumea, los Entrecanales, etc.) así como los ecologistas, esos hombres tristes que no quieren exprimirle todo el jugo a la vida y se conforman con sobrevivir.

Henchid la tierra y sometedla, fue el mandato del Creador. Algunos se conforman con ir tirando y, encima, imponen su triste filosofía a los demás.

Pese a tanto agorero ecoverde, la capacidad energética del planeta, explotada por la inteligencia del hombre, no tendrá límites. No hay que ahorrar energía, hay que trabajar para generarla.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com