Sr. Director:
Hay gobiernos -formas de Gobierno- que nos consideran a los padres incapaces de educar a nuestros hijos, y nos ofrecen o nos obligan a aceptar programas ideológicos en consonancia con el partido del Gobierno, con lo cual la gobernación arrebata a los padres el inalienable derecho a educar a sus hijos de acuerdo con los ideales de la familia.

 

En el diccionario político universal, esto se traduce en román paladino como una verdadera dictadura del poder estatal, una suplantación de la autoridad familiar y una violación de la intimidad familiar.

Cuando se promueve la promiscuidad entre los jóvenes, la emancipación de la tutela paterna o una sexualidad patológica y extemporánea, es señal de que estamos ante una alarma que puede llevar dentro de unos años a la ruina moral de la sociedad de la que la familia forma parte esencial.

No necesitamos asesoramientos ni ayudas en este sentido. La familia tiene energía y valor para ofrecer a sus miembros una formación integral, unos principios morales y humanos dignos de la institución más vieja de la historia de todos los pueblos.

José Antonio Pastor Cañada