En su día publicamos en Hispanidad una información espléndida -tan espléndida que no era mía- del director de Noticias Globales, Juan Claudio Sanahuja, el mayor experto sobre el Nuevo Orden Mundial (NOM). Para entender la escurridiza realidad del NOM hay que leer las dos obras de este autor argentino: El desarrollo sustentable y Poder global y religión universal que se pueden adquirir enviando un correo electrónico a info@belou.es, puesto que no se pueden encontrar en España.

En concreto, la información giraba alrededor del Club de Madrid, uno de esos organismos formados por políticos y dirigentes de organismos internacionales, muchos de los cuales pretenden mantener su influencia más allá de sus lapsos de poder institucional. A raíz de esta información, Sanahuja comenzó a recibir correos de gente bien pensante, de los nuestros, procedentes de España, cuyas líneas olían a un cierto rasgado de vestiduras. Ocultaré los nombres, dado que no eran correos dirigidos a mí y  me ceñiré a uno de esos comentarios. Allá va: Decir de la presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y del alcalde (infame, por otras causas) Ruiz Gallardón que son pro abortistas y pro lobby homosexual es injusto. En la tramitación de la última ley del Aborto en España (que lo consagra como derecho) tanto una como otro se mostraron en contra. Aguirre, además, ha dado espacio en la Comunidad a iniciativas de defensa de las madres embarazadas, como la Fundación Madrina y la Red Madre. Gallardón no conozco que se haya pronunciado a favor del aborto. Y en cuanto a los gays, Aguirre es víctima de lo políticamente correcto de su partido, y se ha opuesto a que se presentase recurso legal contra la ley de matrimonios gays, pero no por motivos de fondo, sino de estrategia política.

Siempre me ha sorprendido la facilidad con que muchos de esos bien pensantes justifican a Gallardón y a Aguirre. Es la táctica habitual de muchos que juzgan los hechos según quien los ejecuta bajo el principio de que si lo hacen los míos es bueno, si lo hacen los otros es malo. Ambos se opusieron a la ley Aído 2010. Por supuesto que sí. Ambos seguían las normas de su partido, del Partido Popular, que podrían resumirse así: la ley abortista de Aído es mala porque la ha hecho Zapatero. Ahora bien, tanto Aguirre como Gallardón han reiterado que la ley del aborto de 1985 no se debía tocar, la misma ley que no tocó el Gobierno Aznar durante ocho años, en los que se disparó el número de infanticidios cometidos en España.

El Gobierno de Esperanza Aguirre apoya a organizaciones que ayudan a las madres en peligro de aborto, ciertamente, pero dedica mucho más dinero a pagar los abortos perpetrados en clínicas privadas. Para ser exactos, Aguirre financia el 22% -más, si contamos con las ayudas a través de los ayuntamientos para el mismo fin- sin que niguna ley le obligue a ello. También financia la masacre de embriones humanos sin que ninguna norma le obligue a ello.

Gallardón es el gran pervertidor de las adolescentes madrileñas, a las que en sus centros municipales reparte gratuitamente la abortiva Píldora del Día Después (PDD), convertid hoy en el mayor ataque contra la vida incipiente que existe en el mercado.

Gays: Aguirre ha defendido los derechos de los homosexuales y todos sabemos lo que eso significa. El comunicante dice que no se ha puesto al homomonio por motivos de fondo sino de estrategia política: eso es muy consolador. De Gallardón mejor no hablar: ha oficiado matrimonios homosexuales con gran entusiasmo, lo que provocó la única ocasión en la que el Arzobispado de Madrid recordó públicamente que un político que se dice católico y que acuda a comulgar en la Fiesta de la Almudena debe ser coherente con sus principios. En Estados Unidos, a Gallardón le habrían negado la comunión.

Por cierto, el comunicante trabaja en una revista confesional católica. O sea que no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Lo más preocupante es esa tendencia en juzgar moralmente según el sujeto agente, no según la naturaleza de sus actos. Las críticas a Sanahuja llevan siempre la misma y peligrosa impronta: bueno es lo que hacen los míos, malo lo que hacen los otros. Con un corolario: el día en que echemos a Zapatero y regrese el PP a La Moncloa habremos recristianizado España. Y se lo creen, palabra de honor.

Sanahuja trata a todos hombres buenos como malminoristas, amantes del mal menor, que no deja de ser el vestíbulo del mal mayor y los mayores males. Pues eso.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com