Horas después de que el titular de Justicia, López Aguilar, utilizara el elogio para amenazar a Su Majestad -ninguna amenaza es más eficaz que el elogio, mortífero por naturaleza-, y afirmara que estaba seguro de que el Monarca sancionaría con su firma la ley del homomonio, Juan Carlos I afirmaba en Italia que él es el Rey de España, no de Bélgica, que no es un juego de palabras sino una muestra de ligera degeneración de la doctrina moral.

No empleo esta expresión, degeneración de la doctrina moral, sin ton ni son. Voy a tratar de justificarlas. Verán, en 1985 Juan Carlos I rubricó la ley del aborto que ha provocado el homicidio de más de 700.000 españoles en 20 años. Lo hizo de forma vergonzante, sin ruido... pero sin alardes. Ahora no, ahora Su Majestad ha pronunciado esa frase, tan evidente como críptica, distanciándose del Rey de Bélgica, que sólo puede interpretarse como se ha interpretado : Me importa un bledo lo que diga la Iglesia y el sentido común: firmaré la ley y firmaré cualquier otra norma que me pongan delante.

En 20 años, el Rey de España ha recorrido el camino que marca el viejo adagio: O se vive como se piensa o se acaba pensando como se vive. Ahora ya no hay firma vergonzante, sino firma sin vergüenza alguna, una sanción real altanera y retadora.

¿Quieren que les diga una cosa? La postura de Balduino de Bélgica me pareció loable, pero no definitiva (aunque antes de concluir nada, les ruego lean la interesantísima carta de una sobrina política de la Reina Fabiola, Doña Mercedes Soto). Abdicó durante 3 días para no firmar la norma, pero bien podría haber abdicado definitivamente. Sí, porque el aborto es un asunto tan grave, que necesita de una crisis dinástica para despertar corazones e intelectos cloroformizados. Lo dicho : el martirio del siglo XXI es la coherencia. Y mucho me temo que Benedicto XVI quiere que su papado sea eso : el Pontificado de la coherencia. A lo mejor me equivoco, pero su alusión del jueves, ante el Cuerpo diplomático, asegurando que la Iglesia de Roma defenderá siempre los derechos de la familia, no es casual. Ya saben que las coincidencias existen, pero las casualidades no. El Papa lo dijo en Roma, como el Rey de España, y el mismo día, pero no decían lo mismo.

En cualquier caso, Majestad, ¿no se da cuenta de que eso de "tomar por el ano" es, además, una grandísima cochinada?

Eulogio López