Sr. Director:
La barbarie de la que son capaces los terroristas hace presagiar lo peor para el párroco, el padre franciscano Hanna Jallouf, secuestrado por un grupo islamista vinculado al Frente al Nusra, junto a una veintena de cristianos, chicos y chicas jóvenes.

Se debe intentar liberar a los secuestrados, conscientes de lo difícil de esta empresa. Y se deben hacer otras cosas que van más allá de la intervención militar.

El Obispo de Alepo, Monseñor Khazen, acaba de recordar algunas de ellas: dejar de armar a los rebeldes, dejar de comprar petróleo a los turcos, que a su vez lo compran al Estado Islámico y forzar la ruptura de relaciones diplomáticas con quienes apoyan a los terroristas. La gravedad del asunto requiere una intervención directa, pero no menos una estrategia a medio plazo que siente las bases para regresar al modelo de convivencia que sirios e iraquíes habían forjado.

D. Madrid