Sr. Director:
Cuesta entender cómo en los países se rechaza la libertad religiosa como fundamento de los derechos humanos, y en muchos de ellos se persigue a las minorías cristianas.

Pero al mismo tiempo mantienen estrechas relaciones económicas con los países occidentales, países estos últimos en los que apenas se elevan voces de condena.

Se cultiva así una vergonzosa hipocresía a la que se han acomodado, con su silencio, las asociaciones que representan a las crecientes comunidades islámicas establecidas entre nosotros.

Deberían ser ellas, en primer lugar, las que detectaran y persiguieran el radicalismo de algunos que viven en su seno como quinta columna del yihadismo.

Jesús D Mez Madrid