El Partido Liberal Independiente (PLI) de Fabio Gadea no reconoce, de momento, los resultados

 

Unos 3,4 millones de nicaragüenses estaban llamados a las urnas ayer domingo 6 de noviembre para elegir a su presidente. Al cierre de esta edición de Hispanidad, con el 38,8% de los votos escrutados, el ex guerrillero marxista Daniel Ortega obtenía el 63,95% de los votos, mientras que el segundo situado era el empresario radiofónico Fabio Gadea (29%) y Arnoldo Alemán se situaba tercero con el 6,27% de apoyo. La oposición nicaragüense -el Partido Liberal Independiente (PLI) de Fabio Gadea- no ha reconocido, de momento, los resultados electorales.

Hay que decir que estas elecciones en Nicaragua se han celebrado tras una grave irregularidad: y es que Ortega violó doblemente el artículo 147 de la Constitución nicaragüense que prohíbe la reelección, un artículo que fue declarado "inaplicable" en 2009 por un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Y la tal Corte Suprema de Justicia está entregada al orteguismo, según la oposición.

Por otra parte, el hecho de que Ortega sea un aliado del presidente-dictador de Venezuela, Hugo Chávez -quien se apresuró a felicitarle efusivamente por su victoria, así como otro dictador, el cubano Raúl Castro- no contribuye precisamente a la transparencia democrática en el país hermano. En definitiva: Daniel Ortega se ha saltado la Constitución para poder ser reelegido, con la connivencia de las instituciones del país, como la justicia. Justo lo mismo que quiso hacer en Honduras Manuel Zelaya, con la diferencia de que las instituciones hondureñas (incluido el Ejército) no se lo permitieron.

Por otra parte no está de más recordar que Ortega fue acusado por su hija de abusos sexuales y que fue un empecinado marxista que quiso boicotear la visita de Juan Pablo II a su país, en marzo de 1983, como recuerda este artículo de Infocatólica. Ahora parece que se oculta tras una máscara de supuesta piedad popular, con invocaciones a lo divino, al más puro estilo populista. Pero no cuela. Le gusta tanto el poder que ha violado las normas de su país. Y eso no es bueno para la libertad de los nicaragüenses...

José Ángel Gutiérrez

joseangel@hispanidad.com