Apenas es proyecto de ley y ya se ha olvidado : un fin de semana ha bastado para hacer olvidar el proyecto ya sancionado por el Congreso, el trámite más complejo- con el apoyo de todos los grupos parlamentarios y el casi no, casi sí, vergonzante, del Partido Popular. España se ha convertido en el matadero mundial de embriones humanos, de seres humanos pequeñitos.

Todo esto lleva a la gran pregunta: ¿Es necesario hoy el martirio en España para salvar la fe? La respuesta es: Sí, es totalmente necesario. Frente al enemigo externo, la progresía, cuyo único adversario, no nos engañemos, y cuya obsesión, no seamos incautos, es el Cristianismo, cuya sola vista les ofende, el martirio es necesario porque ofrece una verdad a quien reniega de la verdad. A fin de cuentas, la única criatura -fea y monstruosa- que ha generado la modernidad, es el relativismo. El relativismo no es una herejía del Cristianismo : son todas las herejías juntas colocadas en su punto de prueba. El relativismo no niega la verdad cristiana, sino la posibilidad de lograr verdad alguna.

Pero volvamos al martirio. A lo largo de la historia se han producido tres modelos de martirio, sin que se hayan extinguido los tres y por eso a veces se dan todos a un tiempo. El primer modelo surgió en el Imperio Romano : como el perseguidor no sabía cómo funcionaba la fe, resultó que la sangre de los mártires se convirtió en semilla de cristianos; de este modo, el César se convirtió en instrumento de expansión del Cristianismo. El segundo modelo es el de la Revolución Francesa. Entonces sí que los perseguidores sabían lo que se hacían, incluso más de uno era eclesiástico, por eso, conscientes como eran de que la gracia santificante corre a través de los Sacramentos, dictaron toda una serie de medidas que impidieran que los fieles recibieran dichos sacramentos. Así, por ejemplo, la reordenación parroquial en la Francia revolucionaria tuvo como objetivo situar a las iglesias con culto a largas jornadas de camino para que los fieles no pudieran acudir al templo. De este modo, y como ha medido el historiador Jean de Viguerie, la práctica cuaresmal descendió del 95% al 60% y no se recuperó ni siquiera después de firmarse el concordato de 1802. Y llegamos así al tercer tipo martirial: el martirio de la coherencia. Desde que el Concilio Vaticano proclamara que la misión propia de los laicos es elevar las realidades temporales al orden sobrenatural, bien se podría decir que nació un nuevo mandamiento que se podría enunciar así: santificarás este mundo. Pues bien, en la actualidad, a diferencia de lo que hicieron los revolucionarios franceses, las autoridades españolas no sólo no te impiden ir al templo, puede incluso que hasta subvencionen su mantenimiento si tiene algún elemento artístico. Ahora bien, ni esa misma Iglesia se opone a su política por ser anticristiana, lo hará a costa de padecer el martirio de la coherencia.

El siglo XX ha sido una centuria de mártires donde profusamente se han dado los tres tipos. Así por ejemplo, la casi totalidad de los obispos de los países comunistas padecieron el martirio en su tercera modalidad. Ahora bien, ¿por qué los obispos de los países comunistas, como fue el caso del cardenal húngaro Mindszenty, se opusieron al Sistema? No, no lo hicieron porque el sistema comunista no respetara la ley de la oferta y de la demanda, se opusieron sencillamente porque el sistema no era cristiano. Al adoptar esta actitud cedieron poder, pero nunca cedieron doctrina. Su martirio sirvió para que permaneciesen vivas y crecientes sus comunidades cristianas y para que Juan Pablo II terminara con el comunismo, y sin contar con una sola división militar. Y me pregunto ¿De verdad que nuestro sistema es tan cristiano como para dedicarle miradas tan complacientes? ¿Y con tanta complacencia aumentan nuestras comunidades cristianas? ¿Son más fervorosas, nos sobran las vocaciones sacerdotales, es la santidad una característica propia de las familias españolas?

Sí, el enemigo del Cristianismo en España está representado por la progresía española, especialmente por el PSOE. Pero el otro enemigo es interno, y si seguimos con las analogías deberán usted asomarse al corral de Mariano Rajoy. Son los que no quieren destruir a la Iglesia, sino conquistarla y/o que diría maese Umbral- utilizarla. Son los que pretenden hacer una iglesia a su medida, un cristianismo a la carta, y entre ellos se encuentran muchísimos católicos. Son los que en la ley de reproducción humana asistida ponen en marcha el paripé de defiendo unas enmiendas muy morales aunque no discuto el origen de toda la matanza de embriones, dado que fui yo mismo quien abrió la puerta dos años atrás porque claro, en política se puede hacer cualquier cosa menos desdecirse.

Veámoslo así, que es como realmente ocurrió. De algo nos va a servir la aberrante legislación sobre embriones humanos: es el ejemplo arquetípico de lo que está ocurriendo. En julio de 2003, Ana Pastor, la ministra de Sanidad de Aznar lanzó un proyecto de ley para utilizar los embriones sobrantes de la fecundación in vitro como cobayas de laboratorio. Eso sí, para ganarse a la jerarquía ofrece el cebo de que no se producirán más embriones sobrantes, y cifra el número máximo de óvulos a fecundar en tres. Pasa de puntillas por encima del pequeño detalle de los abortos selectivos, porque nadie puede creer que la mujer que se somete a la FIV para poder tener hijos quiera tener trillizos de una tacada. Pero es igual. Sea como fuere, consigue convencer a un número de jerarcas eclesiásticos de postín y a un número de portavoces autorizados, tanto en las estructuras clericales como en los ambientes científicos católicos.

Y ojo, estos portavoces autorizados son muy importantes. Quiero decir que la doctrina católica es muy rica, profusa y su aplicación abarca una inmensa casuística. En otras palabras: para la formación de opinión por parte de los católicos, especialmente en materias que no son fáciles de entender, como es el comienzo de la vida humana, la gente se fía, ante todo, de lo que podríamos llamar argumentos de autoridad. Ante una cuestión novedosa, por ejemplo la FIV, el católico honrado mira hacia una serie de instituciones y personas que considera modelo de conducta. Si lo dice fulanito o fulanita, entonces ¡Ese fue el gran éxito política y la gran canallada doctrinal del gobierno Aznar y de su ministra Ana Pastor! Los católicos de mente y los de corazón, practicantes y no practicantes, se miraron entre sí y afirmaron: si lo dice fulanito o fulanita, tiene que ser verdad.

Naturalmente, esas mentes autorizadas se situaron en el pantanoso terreno de la ambigüedad. Acuérdense: no es lo mismo matar que dejar morir (al embrión, claro); si no los damos para el noble fin de la investigación, ¿qué vamos a hacer con los 200.000 embriones sobrantes de la fecundación asistida? Se exageraba interesadamente el número de embriones congelados, etc.

Fue una obra maestra de Ana Pastor, e incluso semanas después, utilizaba las cámaras de TV para que le sacaran en los telediarios inclinándose ante su santidad Juan Pablo II durante una audiencia multitudinaria en el Vaticano. No, me invento nada: la diputada del PP Mercedes Roldós, se ha enorgullecido ante los pérfidos y rojísimos socialistas (ojalá el PSOE fuera rojo, y no progre) de que su partido fue el que abrió la investigación con embriones humanos. Y tiene toda la razón, pero no es para enorgullecerse, sino para avergonzarse.

Mientras, algunas de aquellas mentes autorizadas, y alguno de aquellos jerarcas eclesiásticos que habían caído en la trampa y habían apoyado la odiosa norma del PP, en algún caso incluso hasta escribiendo artículos en la prensa alabando la actitud de Ana Pastor, desde entonces llevan años intentando desdecirse, pero sin desdecirse. Un detalle, me sé de un periodista de los oficialmente católicos que hace una semana repito una semana- aún negaba que una afamada científica católica, hubiese escrito en 2003 lo que había escrito. Hubo que demostrarle, para eso están las hemerotecas, que lo dijo, que lo mantuvo y que se emperró en ello, confundiendo así a muchísima gente de buena intención. Así que, si el binomio Aznar-Pastor abrió el camino, cómo puede extrañarnos que el otro binomio Zapatero-Salgado hagan lo propio sólo que más a lo bestia: puede fecundarse todos los óvulos que se quieran, los prestigiosos científicos pueden montar sus campos de exterminio de inocentes, sin limitación alguna y con dinero público, etc. Si el PP entreabrió el portón, ¿por qué el PSOE no iba a abrir las ventanas de par en par?

Hoy el cristiano se enfrenta al enemigo externo y al interno; al sistema imperante que traducido en España es el PSOE y el PP. El cristiano de la España de hoy que busca refugio en el PP frente al PSOE no puede por menos que devaluar la doctrina para poder mantener esa actitud. Es más -atención que voy a emplear una palabra maldita- es más disolvente el PP que el PSOE. El PP representa el cristianismo light que quiere utilizar a la Iglesia y desnaturalizarla; el PSOE sólo pretende destruirla. Enfrentarse al PSOE es una obligación de coherencia, enfrentarse al PP es una imperiosa necesidad de subsistencia.

Pero no lo digo yo, lo dice el Magisterio de la Iglesia. Catecismo de la Iglesia Católica (2.274) o compendio del catecismo (472): La sociedad debe proteger a todo embrión, porque el derecho inalienable a la vida de todo individuo humano desde su concepción es un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación. Cuando el Estado no pone su fuerza al servicio de los derechos de todos y en particular de los más débiles, entre los que se encuentran los concebidos y aún no nacidos, quedan amenazados los fundamentos mismos de un Estado de Derecho. ¿Significa esto que España con esta legislación, que se une a la del aborto, está dejando de ser un Estado de Derecho, y por lo tanto una democracia? Sí, significa justamente eso.

Efecto colateral. Con esta actitud del PSOE que pretende destruir a la Iglesia y del PP que pretende utilizarla, es imposible aplicar la teoría cristiana en positivo, que es como deben plantearse las teorías: es imposible fomentar la adopción para aquellos padres que quieren tener hijos (es increíble, el mundo está lleno de niños sin padres y los padres sin niños se dedican a colaborar con los mataderos de seres humanos). De la misma forma luchar contra el aborto en positivo supone la prohibición total del mismo en defensa del más débil y, a cambio, que la atención en el embarazo, parto y postparto sea considerada una prestación más de la Seguridad Social. Y también es necesario que se aplique lo que debe constituir la gran conquista social del siglo XXI: el salario maternal. Eso sí que la sociedad se lo debe a la mujer.

Por cierto, el pasado domingo 19, en la puerta de algunas iglesias madrileñas, militantes o contratados del PP animaban a los fieles a apoyar con su firma el referéndum sobre el Estatut catalán. Hablando de confusiones

En el entretanto, es la hora del martirio, que traducido a la sociedad actual significa que el cristianismo no está enfrente de la izquierda ni de la derecha, sino de ambas, porque ambas atentan contra la ley natural y contra la doctrina y la esposa de Cristo. Es decir, la opción política más prudente y recomendable es el martirio. No olvidemos que los mártires era unos tipos prudentes: preferían contentar a Dios antes que a los hombres.

Javier Paredes

Director de Opinión de Hispanidad