Difiero de mi amigo Jesús Cacho: él considera que el problema consiste en promocionar a la sociedad frente al Estado, mientras que yo pienso que lo que hay que promocionar es al individuo frente a las corporaciones privadas e instituciones públicas, igual me da. Cree Jesús que la lucha se da entre lo privado y lo público, cuando la verdadera pugna, en mi humilde opinión, se produce entre lo grande y lo pequeño, independientemente de su naturaleza jurídica. A Chesterton me remito. "Lo mismo me da que todas las tierras del Condado estén en poder del Estado o en poder del Duque de Sutherland". En resumen, el abajo firmante cree que la distinción entre liberalismo y capitalismo es la distinción entre la propiedad empresarial y la privada... y a Chesterton volemos: un ladrón suele ser un gran partidario de la empresa privada pero muy poco de la propiedad privada. Por ejemplo, los modernos fondos de inversión colectiva, así como las grandes corporaciones empresariales tienen mucho de libertad empresarial y poco de libertad individual: decenas de miles de propietarios pierden todo el control sobre su propiedad a manos de las tecnocracias de un puñado de gestores o de la tecnocracia de los ejecutivos que actúan con el dinero de los demás como si fuera dinero propio. Exactamente igual que el Estado. Todo ello es lo que distingue liberalismo de capitalismo. Viene todo esto a cuento porque Cacho, sin duda el periodista económico más reconocido en España y una pluma excelente, asegura que el fichaje de Manuel Pizarro y Javier de Paz como consejero de Telefónica es bueno para Alierta y malo para la compañía. No estoy de acuerdo: creo que es malo para ambos. En efecto, Alierta, como ya explicamos en Hispanidad, le ha puesto una vela a Dios y otra al diablo, pero no le va a salir bien. Ni populares, ni mucho menos los socialistas, que ahora están en el poder, se van a dar por satisfechos con ellos. El poder político quiere las empresas para repartir cargos entre sus abonados: no les basta con un par de vocalías. Además, se excita la ambición de los agraciados. No, lo del consejo del miércoles no es bueno, ni para Telefónica ni para Alierta. Cuando cedes en uno, cedes en diez. Eulogio López eulogio@hispanidad.com