Mi comunicante me pide que publique su carta, así que allá va. Hay una primera distinción entre ésta y las demás remitidas por gays. No, no me refiero a los insultos, me refiero a que casi todas las demás son anónimas, algo que no me gusta, la don Alfredo no.

Por lo demás, un par de puntualizaciones:

1. Se puede ser católico y homosexual, pero no se puede ser católico y querer seguir siendo homosexual. Si un gay acude al confesionario, como cualquier otro pecador, se le exige dolor de los pecados y propósito de la enmienda. Si existen ambos, el confesor perdona en nombre de Cristo. Vale volver a pecar al minuto siguiente, lo que no vale es preverlo.

2. No, don Alfredo, su naturaleza no puede ser homosexual. Cualquier otra cosa sí; su carácter, sus inclinaciones, sus tendencias cualquier cosa menos su naturaleza. Por razones obvias. La naturaleza constituye el fiscal más duro de la homosexualidad.

3. Si usted no acepta el orgullo gay, el camino de vuelta está expedito.

Y disculpas por mis comentarios hirientes. En materia de ofensa, no hay que analizar los sentimientos del ofensor, sino los del ofendido.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com