Como ocurrió con la supercuenta y la superhipoteca

 

La guerra del depósito tiene como objetivo doblar el pulso de los competidores. Lo reconoce el propio consejero delegado del Santander, Alfredo Saénz. Pero lo reconocen también en la patronal bancaria. El pelotón se está rompiendo y lo del Santander -y ahora del BBVA- es un sprint final que pretende dejar al resto con la lengua fuera. Y a alguno, fuera de la carrera. Ocurrió hace años con la supercuenta y la superhipoteca. Nihil novum. Con el mismo color. Ahora la historia se vuelve a repetir. En momentos de crisis sobreviven los más fuertes. Y los más fuertes aprietan el paso para dejar rezagados al resto. Menos competencia. El mercado es así, dicen algunos.
Andrés Velázquez
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