Sr. Director:
La parte del planeta Tierra conocida como España lo es desde hace un buen número de siglos, y todos los nacidos o nacionalizados en ella tenemos el título genérico de españoles.

 

El que no quiera que en su documento personal aparezca este gentilicio lo tiene claro: que solicite ser aceptado en otro país. Los nacionalismos, al menos los de España, todos son independentistas, es decir, rompedores, desmembradores de la única nación configurada por la piel de toro (puede que ande por ahí la ley antitaurina catalana).

Además, los nacionalismos son altamente colonialistas; así, los vascos pretenden, por encima de todo, la anexión de Navarra; los gallegos no sé a quién quieren incorporar; pero los catalanes, desde hace muchas décadas, suspiran por los esperpénticos países catalanes, absorbiendo las Baleares y la Comunidad Valenciana. Para ello, invierten muchos millones en enciclopedias y otras publicaciones en las que aparecen mapas con esta realidad; y, ¡cómo no!, nuestras fiestas, nuestra gastronomía, nuestros monumentos, nuestra historia y cultura, en fin, son catalanas.

Hay que advertir que todo ello, en la Comunidad Valenciana, cuenta con el beneplácito de los socialistas, y así les va. En esta Comunidad, como en Aragón, Andalucía, Extremadura, y el resto de España, todos amamos a nuestro terruño, nuestra patria chica, pero, ampliamente, nos sentimos españoles.

Lo demás, con el respeto para los discrepantes, no pasa de ser lo del título.

Amparo Tos Boix