El Concilium Donostiarram dice que no les gusta el nuevo obispo, el tal Munilla: Antes uno del Opus que Munilla, bramaban los curitas trabucaires antes del nombramiento y ahora dicen que no, que Munilla no concilia con el concilio, con el concilium donostiarram, o sea, con los curas gipuchis.

Le ven desafecto, desafecto a ellos, claro está, porque, como recordaba Goscinny, esto de que los dioses se comporten como si fueran amos tiene que acabarse; ergo, esto de que los obispos se comporten como si fueran sucesores de los apóstoles, bajo la máxima de que cuanto atan en la tierra queda atado en el Cielo, tiene que acabarse. ¡Vivimos en el siglo XXI, señores!

Por problemas de agenda, su antecesor en el cargo, Juan María Uriarte y su re-antecesor, el obispo José María Setién, no han podido salir en defensa de Munilla para prepararle la entrada. Y lo más importante: A Arzallus -jesuita rebotado- no le gusta, no porque no sea vasco, sino porque lo es demasiado. No es uno de ellos, es de los nuestros: sabe vasco pero el muy canalla, en lugar de predicar PNV, predica a Jesús de Nazaret. Hay gente muy extraña.

El nacionalismo y el fascismo se parecen en algo: en la deificación de la patria. Lo cual nos lleva a un problema distinto: a elegir entre el Dios Cristo y el dios Euskadi. Muchos nacionalistas han elegido al ídolo Euskadi y así, es lógico que abjuren de su fe cuando Munilla tome posesión de la sede. Ya lo dijo el ex lehendakari José Antonio Ardanza, cuando confesó, apesadumbrado, tras una decisión eclesial poco de su agrado: Ya veremos cuántos vascos pierden la fe.

Por lo demás, Munilla no tendrá problemas más que en una primera etapa. Esta es una realidad demográfica, similar a lo que está ocurriendo con la familia: en Occidente los cristianos tienen hijos, los progres no; así que el futuro ya se sabe de quién es.

Con los curas nacionalistas pasa lo mismo: seguirán siendo nacionalistas pero dejarán de ser curas. Así que el futuro es de la clerecía carca e integrista. Como diría el Pepón de don Camilo, de los curas clericales.

La deificación de la nación de los hijos del PNV es la misma deificación del Estado-nación que ejecutó el fascismo. Exactamente la misma.

Eulogio López

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