Sr. Director:
Se ha aprobado el proyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) y el anuncio de que la clase de Religión y su alternativa -Valores Culturales y Sociales en Primaria y Valores Éticos en Secundaria-serían evaluables ha originado toda una reacción laicista y un aluvión de críticas, debates, etc. Pero el hecho de que la Religión se imparta "en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales" (Acuerdos Iglesia-Estado de 1979) era una obligación legal que tenían todos los gobiernos.

Si en los últimos treinta años no lo han hecho el PSOE ni el PP es porque han incumplido la ley. El carácter evaluable de la Religión no es una novedad de la LOMCE, sino que estaba en la ley desde 1979.

Además, es imposible impartir una asignatura que no cuenta para la nota media del curso. ¿Qué pasaría si Educación para la Ciudadanía o Matemáticas fueran optativas, no contaran para la media y no tuvieran una alternativa digna Lo que no se evalúa se devalúa.

Por otra parte, ¿puede hablarse de libertad religiosa si la Religión, que es opcional, no cuenta nada en el sistema educativo En la enseñanza pública, se obliga a todas las personas a aceptar una cosmovisión en la que la Religión es irrelevante.

Dicho esto, hay que aclarar también que la reforma del ministro Wert tampoco supone la revalorización de la Religión que se le atribuye. En Bachillerato, por ejemplo, quedará en manos de la Comunidad Autónoma o los centros educativos el ofrecer esta asignatura a la a la libre elección de los alumnos. Con lo cual, muchos alumnos no podrán estudiar Religión aunque lo quieran. ¿Dónde quedan ahí los Acuerdos Iglesia-Estado o la Constitución (el derecho fundamental de los padres sobre la educación moral y religiosa de sus hijos)

Tampoco se impartirá Religión en Formación Profesional, en la que hace décadas que no se ofrece esta materia, a pesar de que esos alumnos tienen los mismos derechos fundamentales que los demás.

Por lo tanto, la reforma educativa del PP dista mucho de ajustarse a la legalidad, ni de ser una reforma religiosa, como farisaicamente le acusan quienes no abolieron la Religión cuando estuvieron en el Gobierno. La enseñanza religiosa es un derecho fundamental, gobierne quien gobierne.

Tomás Leache