De magnífica factura visual (se construyó un plató de 2 Km. para recrear la fabulosa juguetería) a Mr. Magorium y su tienda mágica precisamente le falta lo que pregona: encanto y magia.

Cuando el excéntrico Mr. Magorium, propietario de la juguetería más extraordinaria del mundo, anuncia su retirada y que pasará su negocio a Molly Mahoney, su joven encargada, su "mágica" tienda decidirá transformarse: pasará de ser colorista y bulliciosa a convertirse en gris y silenciosa. Mahoney buscará una solución al problema con ayuda del mutante (un contable contratado para tal fin) y Eric, un niño solitario que posee una increíble colección de sombreros…

Mr. Magorium y su tienda mágica cuenta con unos deslumbrantes efectos especiales pero su desarrollo (muy plano) carece de emoción y de gracia. Aborda sin mucho tino asuntos como  la herencia que dejamos tras de sí o  el imparable devenir del tiempo. A más a más, no acaban de enganchar los personajes que desfilan por la pantalla: son como meras sombras de lo que deberían ser. Es, para entendernos, como si les faltase el alma, es decir, lo importante.

Para: Los que les gusten las películas familiares donde predominan los efectos visuales