Se supone que los diplomáticos son esas personas afables, educadas, que hablan con todo el mundo y tratan de buscar consensos. No. No traten de encajar la descripción del perfil en el canciller español, Miguel Ángel Moratinos. Es el jefe de diplomacia española, pero eso no quiere decir que haya sido dotado con las cualidades diplomáticas.

Para muestra, un botón: Moratinos dejó plantado al presidente de la Fundación Cubano-Americana, Jorge Mas, hijo del conocido empresario cubano Mas Canosa. Al enemigo, ni agua. Y es que Desatinos estaba demasiado ocupado en organizar la ofensiva diplomática que ha permitido que el Consejo de Ministros de Exteriores acuerde la descongelación de las relaciones diplomáticas con la dictadura castrista. Y claro, con tantas ocupaciones, se le pasó el hito marcado en la agenda.