La marcha del todopoderoso ministro de Industria, José Montilla, nuevo candidato socialista a la Generalitat catalana ha abierto un agujero en el ejecutivo madrileño que todo el mundo está deseoso de llenar. Un agujero bastante gordo, porque su secretario de Estado de Telecomunicaciones no confía en que el sucesor de Montilla le mantenga en el cargo. Tanto es así, que ya está buscando trabajo. Ros procede de Telefónica de donde salió por sus malas relaciones con el entonces consejero delegado, Fernando Abril-Martorell. Recientemente, Ros sufrió un duro revés cuando el Ministerio de Cultura logró introducir el canon sobre soportes digitales en la Ley de Propiedad Intelectual.

En cualquier caso la salida de Ros no es más que otra escaramuza dentro de la gran batalla por la sucesión de Montilla, en pocas palabras Montilla exige que le suceda un ministro catalán, -por ejemplo, el actual secretario de Estado de Economía, David Vegara- mientras que en Moncloa consideran que el Gobierno de la Nación lo nombra el Presidente de la Nación y no se decide por cuotas.