Sr. Director:

Este pasado martes, el Gobierno de la Junta de Andalucía, ha aprobado un Decreto por el que obligará a todos los Ayuntamientos andaluces a señalar "lugares de Memoria Histórica", en donde se tendrá que poner un monolito o algún tipo de señalización para homenajear a las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo, pero de un solo bando.

Con la que está cayendo en España, con unos índices económicos escalofriantes, alcanzando la prima de riesgo de nuestra deuda hasta los 400 puntos con respecto al bono alemán, y el batacazo del Ibex 35, hasta niveles históricos, sin atisbo alguno de recuperación económica, y el espanto de los inversores y mercados ante una situación política de interinidad, no tienen otra cosa que hacer.

Estos lunáticos de la Junta, en vez de dedicar sus energías a no seguir destruyendo empleo, esconden la cabeza debajo del ala, y se retrotraen a hace 75 años para seguir hurgando en lo que les pone, y que a nadie le interesa: el guerracivilismo y seguir sembrando rencor y odio entre los andaluces.

El agonizante Presidente del Gobierno en funciones, el peor de toda la democracia desde la Transición, ya jugó a aprendiz de brujo con estos experimentos de ingeniería social: la de la Memoria sectaria y hemipléjica –qué casualidad que solo interesen las víctimas de un solo bando- la persecución a los católicos, y el fundamentalismo feminista. Así le ha ido. Es tanta la reincidente obsesión –digna de ser tratada profesionalmente- que el día señalado para las próximas elecciones es el 20-N: para rememorar a Primo de Rivera y el Generalísimo.

Sin embargo, Griñan, oteando la posible debacle, como en las anteriores elecciones municipales, esta vez ha querido fijarlas cuando toca, el 4-M, para minimizar daños. La gente está ya harta de tanta sin razón, sectarismo, amiguismo, corrupción, y de no resolver los problemas que realmente les preocupan a los andaluces, con tasas de paro descomunales. Con políticos como estos hay que huir como de la peste. Son un cáncer que impiden la armonía social, al estar cargados de atávicos prejuicios ideológicos. No son la solución sino el único problema.

Javier Pereda Pereda