En el PSC dicen que sería una forma de tapar el agujero negro de los gobiernos catalán y español. Como sustituto de Montilla en Industria suena el nombre de David Vegara, uno de sus allegados. Maragall ha perdido el apoyo de su partido y de Moncloa, a quien ha puesto en el mayor aprieto desde el 14-M. Su obsesión contra José María Rañé, le ha quitado sus últimos apoyos en el PSC

Tras el triunfo electoral, el secretario de los socialistas catalanes (PSC), en la ventana de la calle Nicaragua (sede del PSC) pronunció las siguientes palabras: ¡Visca Catalunya, Viva España! En esas cuatro palabras resumía su ideal político, y conseguía tranquilizar a sindicalistas y, lo que es más difícil, a la clase empresarial catalana.

Montilla ha luchado por el Estatuto, pero al mismo tiempo, nunca ha querido romper el contacto con los líderes del Partido Popular, como es el caso de Josep Piqué. Asimismo, el actual ministro de Industria siempre contó con el apoyo de los sindicatos catalanes, y de ahí su empeño en colocar a Josep Maria Rañé, proveniente de UGT como hombre clave en el Ejecutivo. Precisamente, la obsesión de Pasqual Maragall contra Josep María Rañé, consejero de Trabajo e Industria, y su empeño en sustituirle por el republicano Huguet, es decir, por el conseller de Comerç, Turisme i Consum, Josep Huguet, un personaje sensato, conocido ya por todos los españoles cuando advirtió que un no al Estatut en Madrid nos abocaría a la Guerra Civil. Se da la circunstancia de que Rañé, un hombre procedente de la UGT no sólo está bien visto por los sindicatos, sino también por los empresarios. Y, desde luego, no es un independentista que cree tensiones artificiales con el resto de España. El asunto Rañé, tiene sin duda mucho más calado que el de Ernest Maragall, el hermanísimo. Sin embargo, después de haber anunciado una crisis de Gobierno, y tras las presiones de sus socios en el Ejecutivo autonómico, Pasquall Maragall daba marcha atrás en la mañana del martes y prefería dejar las cosas como están.

Y es que el Estatut se ha convertido en el gran agujero negro, no ya del PSC, sino también del PSOE, y en especial del Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero. La intención de voto en las encuestas ha pasado de seis puntos de ventaja sobre el PP a tan sólo dos, posiblemente al empate técnico. Y el Estatut no hace más que agrandarse. Hasta ahora, Zapatero esperaba la tregua de ETA como detonante de unas elecciones anticipadas que le dieran otros cuatro años de margen, pero el tropiezo catalán ha trastocado todos sus planes. No sólo es que se le rompa el partido, ni que el votante español haya tomado el Estatut como una cuestión propia y no está dispuesto a pasar ni una. Al final, el Estatut que salga del Congreso de vuelta a Cataluña puede estar tan devaluado que será difícil de vender a los catalanes, e incluso a sus líderes sociales (por cierto, el Estatut le trae al pairo).

En resumen, el Estatut ha provocado que, por vez primera desde el 14-M, Zapatero ya no esté tan seguro de su victoria electoral sobre el PP, o al menos ya sólo aspira a una mayoría aún más relativa que la actual. Por tanto, y a pesar de su renuencia a las crisis de Gobierno, se ve obligado a apoyar la operación Montilla, reconducir el Estatuto y situar al frente de Industria a una cara nueva. ¿De quién se habla? Pues de otro catalán: David Vegara, actual secretario de Estado de Economía, proveniente de Barcelona y hombre de José Montilla.