• Rajoy quiere una gran empresa energética española blindada frente a opas.
  • La capitalización conjunta superaría los 40.000 millones de euros.
  • Sólo Antonio Brufau, y antes YPF, propuso tal cosa. Isidro Fainé siempre se ha negado a la fusión.
  • En cualquier caso, mezclar proveedores de servicios con petroleras no gusta a los analistas.
  • Se empieza a desvelar el enigma de por qué Rajoy cedió tanto ante México en el caso YPF.
  • Es que no sólo presionaba México, sino también la Casa Blanca, que no quiere a los chinos en Hispanoamérica.  

Fuentes de la Presidencia del Gobierno aseguran que el Ejecutivo es partidario de una fusión entre Repsol y Gas Natural Fenosa. El objetivo está claro: una compañía resultante con más de 40.000 millones de capitalización, capaz de resistir el embate de alguna de las grandes compañías europeas ante la más o menos próxima reconversión del sector petrolero.

Lo malo es que la resultante sería petrolera gasera y eléctrica, una mezcla que no acaba de agradar a los analistas financieros. Las petroleras ganan con el crudo, las gaseras y eléctricas con la combinación de generación competitiva y buen servicio al cliente, con precios más o menos regulados.

En cualquier caso, lo que pretende el Gobierno Rajoy es que España disponga de una gran compañía energética, difícil de opar (imposible no hay nada) por las grandes compañías europeas a las que no se puede interponer veto político.

Y es curioso este cambio. Hasta el momento, y sólo antes de la expropiación de YPF por el Gobierno Fernández de Kirchner, sólo el presidente de Repsol, Antonio Brufau (en la imagen junto a Rajoy), había propuesto una fusión de este tipo. El primer accionista, tanto de la petrolera como de la gasera-eléctrica, La Caixa, es decir, Isidro Fainé, siempre se había opuesto, y se seguía oponiendo, a una fusión.

Ahora ambos, Brufau y Fainé, no parecen estar por la labor. La iniciativa corresponde a la propia Moncloa.

Por otra parte, ahora empieza a entenderse por qué razón Mariano Rajoy cedió tanto ante los mexicanos de Pemex, siendo que una empresa extracomunitaria no puede controlar una española, dado que el Gobierno podría vetarla. No, lo que las mismas fuentes monclovitas aseguran es que la presión más peligrosa fuera la de la propia Casa Blanca, que mientras vigila la paz en el mundo aún tiene tiempo para entrar en cuestiones empresariales.

En otras palabras: la Administración Obama se niega a que los chinos, en especial, Sinopec, entren en el estratégico sector energético Hispanoamericano, al que siguen considerando su terraza con vistas al sur. En concreto, a Obama no le gusta que Sinopec entre en su terreno.

¿Es difícil esa fusión Desde luego, no olvidemos que hasta anteayer, Brufau quería marcharse de GNF. Además, los deseos políticos no siempre se cumplen. Claro que el rebelde debe atenerse a las consecuencias.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com