Lo más sorprendente del ministro de Industria, José Montilla, es que no se hace el menor daño cuando anda, a pesar del riego evidente que corre de pisarse el rostro. Montilla acaba de declarar que el reparto televisivo, que perpetuó el oligopolio informativo actual, próximo al PSOE, supone un acelerón en la entrada en vigor de la TV digital.

Se trata de todo lo contrario. En primer lugar, se concede un canal analógico más, es decir, hablamos de una vuelta atrás. Todo para que el Grupo Zeta, próximo al PSOE, entre en el selecto club de los agraciados por la fortuna. Por otro lado, los más de veinte canales digitales se han repartido entre los ya instalados, sin la más mínima concesión (salvo la del filosocialista Grupo Zeta) al pluralismo. Por si fuera poco, a los protestones, por ejemplo El Mundo y Vocento (Veo Tv y Net TV) se les regalarán dos TV digitales en 2010, aún a sabiendas de que casi será imposible romper el mercado que el resto se llevan repartiendo desde hace una decena larga de años.

Es decir, Zapatero pretende imponer el monolitismo informativo a través de la TV, imitando aquí lo mismo que su amigo Néstor Kirchner ha hecho en la Argentina: renovar licencias, pero no a los concesionarios de las mismas, que siempre te quedan eternamente agradecidos.

En definitiva, con la digitalización la TV en España podía haber contado con no menos de 25 operadores. Tal y como lo ha perpetrado el PSOE de Rodríguez Zapatero, las teles seguirán controladas por cinco o seis operadores, en el mejor de los casos siete. Los de siempre. Algunos son entusiastas partidarios del poder. Otros, simplemente partidarios.

Y Montilla lo sigue llamando pluralismo.