En cualquier caso, decíamos ayer que el cabreo entre los directivos de Caja Madrid es pistonudo, por la incertidumbre de unos cambios que esperan desde hace dos meses y por el examen al que se está sometiendo a directivos experimentados por parte de yuppies poco experimentados.
Luego está la Corporación Cibeles, donde existen empresas como Iberia, Indra o NH, cuya marcha no agrada a Rato. Caja Madrid es el socio de referencia de Indra que, dicho sea de paso, está consiguiendo salvar las reducciones de plantilla previstas gracias a una buena cartera de contratos, especialmente en el exterior. En esto hay que aplaudir al presidente Javier Monzón, habitual de la conspiración en los cenáculos madrileños pero que, esta vez sí, se ha arremangado. Habrá que esperar a ver lo que ocurre con el consejero delegado, Regino Moranchel, tan socialista como su jefe y casi todo el equipo directivo de Indra pero que no es del agrado del accionista preferente. Monzón ha corrido más que Moranchel en defensa de su cargo: Se ha ganado a Dolores de Cospedal y a Cristóbal Montoro.
Rato también está dispuesto a ejercer sus poderes en la cadena hotelera NH, un 15% propiedad de Caja Madrid, y que perdiera 60 millones de euros en 2009. A Rato no le agradan ni el presidente Gabriele Burgio ni el consejero delegado, Ignacio Aranguren, una gestión que considera manifiestamente mejorable.
Lo de Iberia es más serio. Se trata de la primera empresa del grupo industrial de Caja Madrid, propietaria de un 23% de la aerolínea en un sector que atraviesa el peor de los momentos. Y ojo, porque la fusión no puede darse por concluida, ni mucho menos.
Todo ello está obligando a Rodrigo Rato a ejercer de limpiador de rincones ocultos dejados por su antecesor, una tarea poco grata. Todo ello, por no hablar de las refinanciaciones y/o condonaciones por motivos políticos. Por ejemplo: PRISA y Marsans.
Está claro que mister Proper tiene trabajo en Caja Madrid. Para mí que va a necesitar ayuda.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
