Sr. Director:
La acción de la Iglesia -sea de la jerarquía o el pueblo llano- a nadie debe dejar indiferente.

 

Es, por tanto, positivo aunque deplorable que, con motivo de la Misa de las Familias en Madrid, el PSOE, por boca de la señora Valenciano, haya dicho que La jerarquía eclesiástica es misógina y no comprende la evolución del papel de las mujeres en la sociedad. Probablemente, es la clave de la incomprensión absoluta que manifiesta por las familias, por la sociedad actual y los nuevos modelos de familia, en clara alusión a las parejas homosexuales.

Veamos lo que ha dicho: misógino, na. Que odia a las mujeres, manifiesta aversión hacia ellas o rehúye su trato.  No parece que la protesta de esta señora tenga que ver con la exclusiva elección de varones para discípulos de Jesucristo, y es evidente su desconocimiento del papel de la mujer en la historia de la Iglesia, así como de los textos papales en defensa de su dignidad. Sí, en cambio, que la Iglesia no acepte las uniones homosexuales -contrarias a la naturaleza-, pero nada opina de la esclavitud en clave sexual a que la mujer es sometida. Hace dos mil años Jesús libró de la lapidación a la mujer adúltera. Hoy la mujer sigue sometida al mismo riesgo por civilizaciones con las que ZP mantiene alianzas, y es la voz de la Iglesia la que emerge sobre todas contra este horror. La comprensión del PSOE de la evolución del papel de la mujer ¿se refiere a que una menor aborte, a que elija cambiar de sexo, o a que se prostituya libremente con el primero -o la primera- que encuentre a la vuelta de la esquina?

Amparo Tos Boix