Si un psicólogo analizara a Dios -sí es una estupidez, pero cuando los necios vuelen se nublará el sol- concluiría que presenta dos notas psicológicas distintivas: la justicia y la misericordia. Dios es plenamente justo y plenamente clemente.

Lo que la polaca Faustina Kowalska, fundadora de la devoción a la Divina Misericordia, enseñó es muy sencillo pero debía tener algún atractivo porque se ha extendido por medio mundo algo que estaba prohibido en los años setenta.

La historia la podemos resumir así: hablamos de una monja polaca semianalfabeta que nació en 1903 y muere en 1938, pero que ha dado lecciones a los sabios de la tierra, con su oración y su sacrifico pero, fundamentalmente, con su Diario: lenguaje deficiente para unas revelaciones sublimes, como corresponde a una mística, a quien Dios habla, pero que apenas poseía estudios. Hija de labriegos, sin apenas formación de ningún tipo, ingresa en un monasterio. Y resulta que Dios le habla, le dice que la virtud más difícil de alcanzar es la confianza, el abandono en las manos de Dios. Un plan de vida que al parecer ha convencido a muchos. Por ejemplo, a un importante y erudito político español un pelín golfo que se convirtió en Cracovia, donde viviera y muriera Faustina.

Naturalmente, la Iglesia se lo piensa tres veces antes de dar el visto bueno a sucesos extraordinarios. Por de pronto, condenó los escritos de Kowalska, la obra de la Divina Misericordia, mientras se estudia algo tan extraño como que a una monja semianalfabeta perdida en la Polonia de entreguerras tuviera unas revelaciones que volvían del revés la mística contemporánea. Puede decirse que en el Vaticano sólo apoyó la causa de Kowalska un obispo que empezaba a ser conocido en la Roma de los años sesenta. Se llamaba Karol Wojtyla y al final consiguió que se le levantara el interdicto, y, una vez Papa, beatificó y canonizó a Santa Faustina y, de propina, creó la Fiesta de Divina Misericordia, la única, que yo recuerde, añadida al calendario liturgia en el siglo XX, precisamente el año 2000: primer domingo tras la Fiesta de la Divina Misericordia. Como Dios juega con los hombres, Juan Pablo II murió el sábado-domingo posterior a la Resurrección, y se le celebró la misa de la Festividad litúrgica por él creada.   

El mensaje más político de Santa Faustina es que estamos en el tiempo de la misericordia, al que seguirá el de la justicia, el día de la ira.  Eso sí, no nos dijo cuándo se produciría la transición.

Domingo 11 de abril, Fiesta de la Divina Misericordia. Una razón por vivir. Después de todo es lo único que se precisa. Estoy desvelando el secreto de la existencia, el arcano de la vida. Bueno, estoy señalando a quien lo desveló.

Para saber más, les recomiendo la siguiente página: www.iesvs.org.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com